Beata Pierina Morosini

Date: 
Martes, Abril 6, 2021
Clase: 
Beato

Todos nos damos cuenta cuando tenemos al frente una persona que es buena, una persona pura, una persona íntegra. Normalmente baja nuestras barreras y despierta en nuestro corazón un respeto y una admiración que a veces no podemos entender. Lo mismo le pasaba a los jefes y a los obreros de la fábrica de confecciones «Honeger de Albino», quienes conocían muy bien a Pierina, una joven obrera, que transmitía una paz y una alegría increíbles.

Sabían que era pobre y que todos los días tenía que caminar un buen trecho desde su pueblo para llegar a su trabajo y así contribuir al sostenimiento de su numerosa familia. Pierina había nacido un 7 de enero de 1931 en un pueblo de la provincia de Bérgamo, al norte de Italia. Como la mayor de ocho hermanos, Pierina desarrolló un gran sentido de responsabilidad y de servicio. Su padre era guardián nocturno de una fábrica de los alrededores de su pueblo y en el día se dedica a la agricultura. Su madre, es una santa mujer que enseñó a sus hijos a ser hombres y mujeres de bien, pero sobretodo a ser hombres y mujeres de Dios.

Pierina era buena para los estudios, pero las necesidades del hogar son muchas y ella tiene que renunciar a ellos por aprender el oficio de costurera y ayudar a mantener a su familia. Su trabajo no es obstáculo para que participe activamente en la vida sacramental y apostólica de su parroquia. Todos los días va a misa y se queda rezando un buen rato en el templo. Así mismo cuando va y vuelve al pueblo reza con cariño a la Virgen en su Santuario y reza el Rosario.

La Acción Católica prende el entusiasmo por la fe de muchos jóvenes en Italia. Pierina, buscando crecer en su vida espiritual, se integra a este movimiento laical y participa en encuentros de estudio y ejercicios espirituales. A los quince años comienza a trabajar en la fábrica de confecciones. Al año siguiente tiene la inmensa bendición de participar en la Peregrinación a Roma de la Acción Católica por la beatificación de María Goretti, mártir de la pureza. La joven pueblerina está emocionada por el primer viaje que realiza en su vida. Al llegar a Roma no cabe en su alegría ¡Tantas Iglesias y tantas reliquias de santos! que júbilo conocer al Santo Padre y participar de la ceremonia donde una joven como ella, era reconocida por su heroísmo al haber defendido con la vida su pureza.

Al retornar a su pueblo, incrementa aún más su vida espiritual y apostólica. El camino de ida y vuelta al trabajo será un espacio precioso para ella, pues puede ir a Misa, rezar el Rosario y otras oraciones por las vocaciones y las misiones. En este tiempo escribe frases como “La virginidad es un silencio profundo de todas las cosas de la tierra”, “Mi vocación: me dejaré guiar como una niña de un día” o  “Realizaré cada acto en unión con María y, en las contrariedades, me abandonaré, como una niña, sobre su corazón materno, invocando su ayuda…”.

Además asiste a los enfermos y se convierte en catequista y líder de asociaciones católicas y de la Acción católica. El 4 de abril de 1957, entre las 3 ó las 3.30 de la tarde, mientras regresa a su casa es atacada en el bosque por un desconocido que intenta violentarla. Ella se defiende y es agredida varias veces con una piedra en la cabeza. Como no llega a casa salen a buscarla y la encuentran en medio de un charco de sangre con el Rosario en las manos. La trasladan al hospital, en donde nada pueden hacer para salvarle la vida. Había partido a  la casa del Padre dos días después, era el día 6 de abril de 1957.

Su fama de santidad se extendió rápidamente y el cielo confirmó lo que tantos creían firmemente. Fue beatificada por Juan Pablo II el 4 de octubre de 1987, sus restos reposan en la parroquia de Fiobbio, cerca de su casa paterna.