Analizando y asomándonos a la espiritualidad del cristiano, tenemos que darnos cuenta que la clave está en la alegría de la Resurrección, nuestra fe está centrada en el acontecimiento que marcó nuestras vidas, nada tendría sentido si Jesús no hubiera resucitado:
Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues podemos estar seguros de que, después de una corta vida en la tierra, si hemos sido fieles, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la que gozaremos de Dios para siempre.
Previo a la resurrección hay algo más, hay muchas situaciones que envolvieron a nuestro Señor, sufrimiento y rechazo de parte de los Judíos, de los hombres de su tiempo; sabemos que Jesús no estuvo solo, que siempre tenía la protección y la bendición de alguien muy especial “La Virgen María”, su santa madre, siempre al pendiente de Él, atenta y callada, sufriendo en el silencio.
María sufrió, pero su sufrimiento, fue colmado por la esperanza.
Se han propagado devociones, a raíz de estos acontecimientos vividos por la Santísima Virgen, en torno a su Hijo Jesús.
Devoción
En México se practican numerosas versiones de esta devoción. Con motivo del sexto viernes de cuaresma, se exhibe un altar a la Virgen de Dolores. Algunas prácticas devocionales requieren solo una Ave María por cada uno de los Siete Dolores, en vez de siete, o incrementan el número de siete a diez; otros agregan una Gloria después de cada serie de Ave Marías.
Otra devoción o fiesta religiosa que se practica, y esta se observa internacionalmente, es Nuestra Señora de los Dolores, se celebra el 15 de Septiembre, los mexicanos asociamos a esta advocación con la Independencia. La llamada que comenzó la Guerra de Independencia, el Grito de Dolores, sucedió en la noche del 15 de septiembre de 1810, en Dolores, Hidalgo, durante la misa dedicada a su Santa Patrona, la Virgen de los Dolores.
La virgen Santísima, en esta advocación nacida de los sufrimientos de su Hijo Jesucristo, nos muestra a los Cristianos que hay sufrimientos y dificultades en la vida, pero que podemos salir adelante con un espíritu de fe y confianza, en Aquel que sufrió y dio la vida por nosotros, pero sobre todo que Resucitó para salvarnos.
Como cristianos estamos acompañados por María, así como ella acompañó a Jesús siempre; los invito a entender con claves bíblicas este acompañamiento, asomándonos a aquellos que llamamos los 7 dolores de María:
Dolores de María
- La profecía de Simeón (Lc. 2, 22-35)
- La persecución de Herodes y la huida a Egipto (Mt. 2, 13-15)
- Jesús perdido en el Templo, por tres días (Lc. 2, 41-50)
- María encuentra a Jesús, cargado con la Cruz (Vía Crucis, 4ª estación)
- La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor (Jn. 19, 17-30)
- María recibe a Jesús bajado de la Cruz (Mc. 15, 42-46)
- La sepultura de Jesús (Jn. 19, 38-42)
María en esta advocación nos deja llenos de Esperanza, porque su sufrimiento no fue en vano, tuvo un sentido lleno de paz y tranquilidad, de alegría y confianza en Dios, el cual se vio coronado con la Resurrección de su Hijo.