URGENCIA de una Espiritualidad (parte 1)

Escrito por: S.E. Don Felipe Padilla Cardona

1.- Ver nuestra acción pastoral, no como una mera función sino como una respuesta a una vocación.

El Discípulo de Jesús, el hombre creyente actúa no por mera iniciativa sino por un llamado (vocación) para ser enviado (Apóstol) a realizar una misión a través de diferentes tareas, conducido y dirigido por el Espíritu que asiste con su gracia al apóstol para que actúe al estilo de Jesús, es decir, conforme a una espiritualidad.

La acción apostólica es una gracia.

El Discípulo debe actuar no por contrato, sino por un llamado gratuito a colaborar en la construcción del Reino.

El apóstol no anda el camino apostólico a merced de su sola energía. El Espíritu está siempre con él (Jn. 14, 16); él crea la comunicación (Hech. 13, 2) El Espíritu sopla, asiste la acción pastoral, brota como ríos de agua que atraviesan nuestro actuar y podemos, en el propio pozo de la acción, beber el espíritu de vida o sea cuando el apóstol (el agente de pastoral) realiza su tarea pastoral con espiritualidad; es decir, bajo la acción del espíritu, su acción evidentemente se convertirá en un manantial de espiritualidad; si el apóstol tiende a realizar su acción pastoral, sin espiritualidad, dicha tarea puede convertirse en una mera actividad quizá eficiente con ciertos resultados inmediatos pero no con la fecundidad del espíritu que hace que trascienda la acción del apóstol. Por otra parte, la acción pastoral realizada sin la conducción del espíritu puede caer en un activismo que cansa o se puede caer en un desencanto de los proyectos o bien en una dormición misionera.

La acción pastoral manantial de espiritualidad.

El espíritu realmente brota como agua viva y abundante en el ejercicio de la acción. Necesitamos aprender a beber esa agua y no tengamos sed en la travesía de la acción (Jn. 4, 14). De este modo la actividad pastoral no nos cansará, ni nos agotará el trabajo apostólico, sino al contrario, lo refrescará y lo alimentará, lo regenerará y robustecerá espiritualmente.

¿Cómo vivir nuestra acción pastoral para que sea manantial de espiritualidad?

Es necesario señalar algunas líneas de acción que orienten nuestra acción pastoral para que sea manantial de espiritualidad.

Primera: Acoger la revelación que acontece en la acción.

Hay tres momentos especiales en que el apóstol está llamado a percibir el paso del espíritu y acoger su revelación como don para sí mismo.

  1. Al preparar la acción pastoral, haciéndola como aquel que necesita y busca aquello que para otros prepara; en el acto mismo de actuar, sea cual fuere, situándose como un destinatario más de la acción; después de la actividad para que sosegadamente se deje plenamente alcanzar por lo querido.
  2. Si preparamos con oración, reflexión seria y competencia nuestra acción pastoral experimentaremos la acción pastoral como acogida del don que el espíritu nos regala en toda acción pastoral.
  3. La preparación de la acción en clima de fe, la lectura evangélica de la acción ya realizada, nos proporcionará una vivencia creyente de la acción pastoral manteniendo nuestra atención a lo largo de toda la gestión de la acción, muchas veces nos llegará la luz del Espíritu y nos invadirá nuestra vida.

Continuará...