Santa Viridiana

Date: 
Martes, Febrero 16, 2021

VIRIDIANA (VERDIANA o Veridiana) nació en Castelfiorentino, en Toscana, de una noble familia venida a menos. A la edad de doce años, un acaudalado pariente la llevó para que sirviera de compañía a su esposa, la que la nombró ama de llaves. Ya en este tiempo, gozaba de cierta fama de santidad, y cuando se le dio permiso para sumarse a una peregrinación que partía para Santiago de Compostela, se le hizo prometer primero que regresaría a Castelfiorentino. A su vuelta, los compañeros de viaje narraron tales cosas de su santidad, que la gente le rogó que se quedara permanentemente entre ellos. Ella accedió con la condición de que se le permitiera llevar una vida de reclusión y se le construyera una ermita. Esta fue erigida cerca del río Elsa, anexa a un pequeño oratorio. Parece que sólo tenía de superficie doce metros cuadrados y que su mobiliario no constaba más que de una pequeña piedra que le servía de asiento. En esta celda vivió durante 34 años. La sola comunicación que tuvo con el exterior se efectuaba por una pequeña ventana abierta en el oratorio de San Antonio. Su única comida al día consistía principalmente en pan y agua y, ocasionalmente, en verduras. Dormía sobre el desnudo suelo, menos en invierno, cuando utilizaba una estera. Tenía gran amor por los pobres, a quienes entregaba todo lo que la caridad de los visitantes le donaba. Su única preocupación era recibir a los pobres y a los afligidos.

Milagros maravillosos fueron atribuidos a la beata Viridiana. Comúnmente se cuenta que dos serpientes entraron a su celda a través de la angosta ventana y permanecieron con ella durante años. La beata aceptaba su presencia como un sacrificio y permitía que comieran de su propio plato. Sin embargo, la santa no reveló a nadie la presencia d e estos animales, pues no deseaba que conocieran sus sufrimientos. San Francisco de Asís la visitó en 1221. Los dos santos conversaron de cosas celestiales y se dice que él la admitió a su Tercera Orden. Advertida sobrenaturalmente de su próxima muerte, cerró su ventana* y se la oyó recitar los salmos penitenciales. La tradición cuenta que su muerte fue anunciada de un modo milagroso mediante un súbito tañido de las campanas de Castelfiorentino. El arte florentino representa a la beata Viridiana con el hábito de una monja de Valleumbrosa y una cesta con dos serpientes en ella. Parece cierto que tuvo alguna relación con la orden de Valleumbrosa, no así con la Tercera Orden
Franciscana. Su culto fue aprobado por Clemente VII en 1533.

Butler Alban - Vida de los Santos