San Marcio

Date: 
Martes, Abril 13, 2021

EL RECUERDO de San Marcio o Marte, abad de Clermont en Auvernia, ha llegado hasta nosotros gracias a San Gregorio de Tours, cuyo padre fue curado por San Marcio, cuando él era todavía muy niño. Desde joven, Marcio había determina- do consagrarse a Dios. Al llegar a la mayoría de edad, se retiró del mundo a la vida eremítica; él mismo cavó una cueva en la ladera de una montaña y en ella se talló un lecho de piedra. Su santidad y sus dones espirituales atrajeron a mu- chos discípulos. Pronto se formó una comunidad, que dividía su tiempo entre la oración y el trabajo de la tierra; la montaña, que era antes desértica, se transformó en un huerto. San Gregorio de Tours cuenta la siguiente anécdota. Una noche, un ladrón penetró en la clausura del monasterio y empezó a recoger manzanas, cebollas, ajos y yerbas. Una vez que había reunido todo lo que podía transportar, trató de salir del monasterio, pero no pudo encontrar el camino; no tuvo, pues, más remedio que tenderse por tierra y esperar la llegada del día. Pero el abad Marcio, que se hallaba en su celda, sabía todo lo que pasaba. A la mañana siguiente, llamó al prior y le dijo que fuese al huerto a sacar a un buey que se había metido en él. "Pero —añadió el santo—, no le hagáis ningún daño y dejad que se lleve cuanto quiera, pues está escrito: 'No pondrás bozal al buey que ara tu campo'." El prior fue al huerto y descubrió al ladrón, quien al verle arrojó el botín e intentó escapar, pero se enredó en las zarzas. El monje, sonriendo, le puso en libertad y le tranquilizó; en seguida reunió el botín del ladrón, lo echó sobré sus hombros y le condujo hasta la puerta, diciendo: "Vete en paz y no vuelvas a robar." San Marcio vivió hasta los noventa años de edad, y en su tumba ocurrieron numerosos milagros.

Alban Butler - Vida de los Santos