San Gelacio I

Date: 
Domingo, Noviembre 21, 2021

EL SUCESOR de San Félix II en la cátedra de San Pedro fue un Pontífice enérgico y hábil, "famoso en todo el mundo por su saber y santidad", según dice un contemporáneo suyo. Gelasio mantuvo la firme actitud de su predecesor para con el "cisma acaciano" provocado por los monofisitas. Después de la muerte de Acacio, Eufemio, el patriarca de Constantinopla, trató de poner fin al cisma, pero el emperador Anastasio I se declaró en favor del "Henotikon" y era imposible entrar en comunión con Roma sin repudiar dicho documento y sin reconocer la condenación de Acacio. El Papa escribió al patriarca: "Hermano Eufemio, un día nos presentaremos al juicio de Cristo, rodeados por todos aquellos que han defendido la fe. Ahí se verá si la gloriosa confesión de San Pedro no hizo todo lo posible por salvar a los que le habían sido confiados y si los que le negaron la obediencia procedieron con obstinación y espíritu de rebeldía."

En varias ocasiones, sobre todo en sus cartas, San Gelasio recalcó la supremacía de la sede de Pedro, particularmente en un párrafo de una carta al emperador Anastasio, en el que exponía las normas que deben regir las relaciones entre las autoridades civiles y religiosas. Sin embargo, llamando al obispo de Constantinopla "sufragáneo de segunda importancia de Heraclea", San Gelasio pensaba seguramente más en el pasado que en el presente. El santo insistió mucho en que los obispos debían emplear la cuarta parte de sus rentas en obras de caridad y se opuso absolutamente al intento de resucitar la fiesta pagana de las "Lupercalia". Es interesante notar que San Gelasio defendía la comunión bajo las dos especies, pues los maniqueos consideraban el vino como malo y se abstenían del cáliz eucarístico. Se cree que San Gelasio escribió mucho, pero se conservan muy pocos de sus escritos. Genadio, un sacerdote contemporáneo del Pontífice, refiere que compuso un sacramentario, pero el Sacramentario Gelasiano es de época posterior. Antiguamente se atribuía a San Gelasio un decreto sobre los libros canónicos de la Sagrada Escritura, pero está probado que no fue él el autor de dicho decreto.

Alban Butler - Vida de los Santos