San Juan Diego

de Enrique Díaz Díaz
Obispo Coadjutor de San Cristóbal de las Casas

9 Diciembre

San Juan Diego

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Isaías 40,25-31: “El Señor da vigor al fatigado”, Salmo 102: “Bendice al Señor, alma mía”, San Mateo 11,28-30: “Vengan a mí todos los que están fatigados”

En estos días todos nuestros pueblos, por sus calles, carreteras y veredas, se llenan de cantos y alegría en preparación para la fiesta de la Virgen de Guadalupe. Un lugar importante en todas las narraciones de esta visita de María de Guadalupe al pueblo mexicano lo ocupa Juan Diego, no porque él lo busque sino por el lugar que la misma Virgen le ha querido dar.

Hoy celebramos la fiesta de Juan Diego y son muchas las enseñanzas que podemos aprender de su persona y de su actuar. Lo primero que salta a la vista es su humildad y pequeñez que lo llevan, al igual que a muchos profetas, a reconocer que no es digno de llevar el mensaje, que hay otros más importantes que lo harían mejor. No es falsa humildad, pero no se está proponiendo ni busca aparecer. Pero cuando María lo “obliga” a ser su mensajero, lo asume con toda responsabilidad. Ciertamente no son sus caminos y llegar a esos lugares representa un gran esfuerzo pero no se asusta por las dificultades que encuentra. Se sabe portador de un mensaje y está dispuesto a llevarlo. Cuando recibe el rechazo y la duda, ciertamente se entristece pero se confía a su “Niña la más pequeña”, le cuenta sus congojas y hasta acepta nuevamente el reto ahora de llevar una señal. El prodigio que él ya había visto y gozado, ahora se hace público y patente con el milagro de las rosas.

Así nos enseña Juan Diego que por más pequeño que se sea, se puede ser mensajero de Buenas Nuevas, que se deberán superar las dificultades y que se tendrá que ofrecer una prueba de lo que decimos es verdad. Las rosas que ahora podremos ofrecer como señal, son las obras buenas, los compromisos serios, la honradez y el amor a la verdad. Con estas señales el mundo nos podrá creer. No es fácil, pero Cristo cuando invita a sus discípulos les dice “Tomen mi yugo y aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón”. Tomar el yugo de Jesús produce alegría pero también exige. Su carga es ligera para quien la lleva con amor.

Que hoy mirando a Juan Diego busquemos nosotros ese compromiso serio de transmitir la Buena Nueva y demos las señales para que el mundo crea nuestro mensaje.