de Enrique Díaz Díaz
Obispo Coadjutor de San Cristóbal de las Casas
14 Enero
1Samuel 4, 1-11: “Derrotaron a Israel y el arca de Dios fue capturada”, Salmo 43: “Redímenos, Señor, por tu misericordia”, San Marcos 1, 40-45: “Se le quitó la lepra y quedó limpio”
¿Por qué a veces las creencias que tenemos parecen no funcionar? ¿Por qué Dios no hace lo que nosotros le pedimos en nuestra oración? Las lecturas de este día nos ayudan a reflexionar de una manera seria en nuestra relación con Dios. Los Israelitas tenían una fe grande en el Arca, la reconocían como el lugar de la presencia de Dios.
Ciertamente en muchas ocasiones sucedían prodigios milagrosos con la sola presencia del Arca. Sin embargo, la lectura de este día nos muestra como esta fe que tienen en el Arca no les lleva a convertirse, sino que la consideran como un amuleto que los hará triunfar en la batalla. Así, llevan el arca al campo de combate, los enemigos se sienten perdidos al reconocer la presencia del Arca, pero los Israelitas son derrotados. La razón aparece muy clara. No es que el Arca haya perdido su significado, sino que los Israelitas han puesto su fe sólo en el Arca pero no han puesto su corazón en el Señor.
A nosotros nos puede pasar igual, que confiemos en las cosas externas: una medalla, una veladora, una imagen, pero que nuestra vida no tenga conversión y que cometamos injusticias. Hoy el Señor nos invita a que miremos nuestra vida y reconozcamos dónde se asienta nuestra fe. Los objetos de culto, las imágenes, podrán ayudarnos a acercarnos a Dios, pero no podemos quedarnos solamente en la imagen, tendremos que tener un contacto muy cercano con Dios, un contacto que nos llene de alegría y de paz, un contacto que nos lleve a comprometernos con los hermanos.
El evangelio de Marcos nos muestra cómo lo hace Jesús, no se fía de las tradiciones y costumbres que atan al pueblo judío. Va más allá y su amor lo lleva tocar a un leproso, práctica prohibida por la ley, con tal de sanarlo y hacer que quede limpio para que se reincorpore a la comunidad. ¿En dónde ponemos nosotros nuestra fe y qué obras hacemos que manifiesten esta fe?