“JESÚS EN LA ARIDEZ Y EN LA SOLEDAD DEL DESIERTO” ¡PERO EN COMUNICACIÓN CON EL PADRE!

En este primer Domingo de Cuaresma, la Iglesia Católica fundada por Jesucristo, lleva ya cinco días de haber entrado en tensión penitencial a ejemplo de los ninivitas. Conversión, oración regenerante, eficaz revisión de vida y conducta es la invitación que se ha hecho a todos los católicos desde la imposición de 1a ceniza. Durante este tiempo se nos invita a profundizar en el misterio del pecado, descubrir los designios de Dios en su obra redentora y agradecer y responder a la paciencia divina, que nos brinda nueva oportunidad, para corregir nuestra vida. En la lectura evangélica de hoy, propuesta para nuestra reflexión, vemos a Jesucristo, Dios hecho hombre, que conoció y vivió la pobreza de un pesebre; el cansancio y la fatiga; el hambre y la sed; la fidelidad y la traición de los suyos; Belén y el Gólgota; el monte de la transfiguración y el huerto de los Olivos; la plaza pública, el templo y la sinagoga. Pero también vivió en el desierto por cuarenta días para entrar en comunicación con el Padre Celestial y prepararse para iniciar la gran aventura de su obra redentora. Busca el silencio en donde el Bien y el mal, hablan al corazón del hombre. Es en el silencio en donde el hombre se encara a sí mismo, frente a frente, como en un espejo y donde las voces interiores se alzan para los debates supremos. Por eso el desierto inmenso y uniforme fascina y asusta. Es en él, en donde la realidad es despojada de las apariencias.

Allí, hay ausencia de hombres y ayuno de encuentros humanos. Saber vivir en el desierto, es saber vivir sin los hombres pero se aprende a vivir con Dios y para Dios; y gracias a la presencia de este Ser Necesario, el desierto se libera de su aridez, y se salva de su esterilidad. Es en el desierto, en donde el silencio, se convierte en mensaje, y la palabra encuentra su fecundidad y su fuerza creadora. El silencio es el argumento más convincente. A veces hablamos mucho, pero nuestras palabras no dicen nada. Muchos necios intentan aparentar brillantez, con su palabrería, en vez de tratar de iluminar por medio del silencio. En nuestra época enferma de ruido, éste, es una necesidad. Pero los inteligentes eligen el silencio ante las acusaciones injustas y necias, ante el dolor ajeno, cuando están bajo influjo de la ira, porque las palabras terminan por trivializar las realidades más sublimes. NO OLVIDE QUE EL SILENCIO ES PLENITUD, NO VACÍO.

Pero también el desierto es el lugar de la prueba. Los israelitas caminaron durante cuarenta años por el desierto, y fue puesta a prueba su fidelidad antes de llegar a la tierra prometida. Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto, después del suceso maravilloso sucedido en las aguas del Jordán. Allí viviendo en comunicación con el Padre Celestial, y en tan absorto éxtasis, que las necesidades de su vida humana, quedaron suspendidas, hasta el final de la cuaresma, y empezó a sentir necesidad de alimento. Satanás sabía, desde el día de su rebelión contra el Creador, que habrá un instante del tiempo, en el que un descendiente de Adán nacido de una Virgen quebrantaría su imperio. Sabe pero quiere cerciorarse, sí Jesús es Dios o simplemente hombre. Y viéndolo desfallecer de hambre, le propone que mande convertir, las piedras en pan; Jesús conoce desde luego el designio de Satanás, que está deseoso de que el primer milagro de Jesús sea en su propio provecho, le responde con un texto del Deuteronomio, que relata la manera milagrosa de la alimentación de los judíos en el desierto con el maná llovido del cielo. Y le dice: "Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Dt. VIII, 3). Después dirá: " Busquen primero el Reino de Dios y lo demás vendrá por añadidura" (Mt. VI, 33).

No olvide que el hombre es algo más que puro animal. El materialismo esclavizante, que priva en la humanidad actual, ha engendrado tragedia y sátira, al hacer que el hombre sea a la vez dominador y dominado por la materia. Estamos rectamente ubicados respecto a nuestra corporeidad; es algo limitado y a la vez don divino, pero el hombre es más que cuerpo material, en él hay no sólo valores carnales, si no también espirituales y estamos seguros que la vida eterna plenificará también nuestro cuerpo. En la primera tentación propuesta por satanás a Cristo, se manifiesta su realidad corpórea. La segunda es de vanidad, ésta, es más fuerte que el hambre. Pretender signos y gestos externos de Dios, para creer es presunción humana y por eso Cristo aclara que quien pide pruebas a Dios, lo tienta y lo desagrada. Porque se abandona el camino de la fe, la cual no pide ver y tocar, sino tener confianza y dejarse llevar por la veracidad de la palabra divina. Por eso Jesús se niega a obrar milagros inútiles. En la tercera tentación en la que Satanás muestra a Jesús la grandeza y opulencia del mundo y se los promete en posesión si se postra y adora. Jesús corre al tentador, porque adorar a Satanás es servirle y ser su esclavo. Jesús es EL SEÑOR y a nadie debe servir. Derrotado el Diablo se retira, y los ángeles se acercaron y le sirvieron.

Las tres tentaciones, propuestas a Cristo: el placer de los sentidos, la vanidad y la ambición; revelan las tres direcciones prohibidas a su obra mesiánica. La primera caminaba a una acción para El, ventajosa. La segunda a preciosas y superfluas exhibiciones de taumaturgo, que le captaran la admiración de masas maravilladas. Y la tercera contenía la más radical depravación de su mensaje: prostituirlo al nivel de una dominación política comparada con la del Cesar Romano. Más tarde dirá: "MI REINO NO ES DE ESTE MUNDO". En Cristo, hombre tentado, se manifiesta la imagen del hombre perfecto y obediente. Profundamente humano, es el modelo de nuestra vida. Debemos aprender todo lo humano de su vida entre los hombres. La tentación lo quería inducir a que exteriorizara su esencia divina, a que transformara su existencia. Pero no cedió. No había que impresionar a nadie, de la manera propuesta por satanás. Siempre repudió cualquier postura de excepción. Su unión con el Padre Celestial no tenía por qué facilitarle la vida. No se preocupó de sí mismo, haciendo demostraciones de poder. Las piedras se quedaron piedras y sin vanidad y ambición se dedicó a predicar el Reino de Dios entre los hombres a quienes venía a salvar con su muerte en la cruz.

Tenga presente que no debe asustarse por las "TENTACIONES" porque éstas deben rendir en nuestra vida espiritual y moral, saludables frutos, porque nos obligan a poner toda nuestra confianza en Dios. Nos exigen más oración, más penitencia y mejor dominio de nosotros mismos. Acrecientan nuestra experiencia en el misterio del pecado y nos deben hacer más comprensivos con las flaquezas del prójimo. Nos facilitan nuestro progreso, recuerde que el pájaro no sólo vuela por el impulso de sus alas, sino también por la resistencia del viento. La tentación superada fortalece el espíritu y así queda mejor dispuesto para vencer la próxima tentación. Toda nuestra fuerza para vencer a la tentación se encuentra en Cristo hombre tentado. PERMANEZCA SERENO ANTE LA TENTACIÓN, porque son inevitables y necesarias, como el balón para el deportista para que adquiera fuerza y habilidad. Tenemos el ejemplo de los santos, que las sintieron como todo ser humano, pero las patearon y las aventaron. Satanás como león rugiente anda a nuestro alrededor y quiere devorarnos, es una serpiente astuta y quiere seducirnos y nos ataca por los sentidos, la inteligencia, la voluntad y la imaginación. Y nosotros mismos llevamos la fuente de las tentaciones. Y el mundanismo nos une también a satanás, porque es conspiración permanente del vicio, contra la virtud. Pero las tentaciones son provechosas, nos fortalecen y son una fuente preciosa, de méritos para ganar el cielo. ¡Arriba y adelante! Y tratemos de vencerlas con: la oración, el escudo de la fe y confiar en la ayuda de Dios, y evitar los peligros y ocasiones como son: todo lo que vemos en la televisión y en la computadora y demás. Saber valorar todo eso y no cultivarlas ni realizarlas con nuestras acciones. No se preocupe, ni se desaliente por sentir tentaciones. Aprovéchelas combatiéndolas ya que nos fortalecen si las pateamos y las bateamos. ¡Arriba y adelante! Y que los ídolos humanos no nos atraigan y no nos devoren; tomemos una actitud deportista frente a las tentaciones.