II Domingo de Pascua: Día de la Misericordia

de Carlos Garfias Merlos
Arzobispo de Acapulco

03 de Abril de 2016

Les saludo a todos con mucho cariño en Cristo Resucitado, rostro misericordioso del Padre: “La Paz esté con ustedes”. Conscientes de que creemos en un Dios que está vivo, vayamos con inmensa alegría al encuentro de nuestros hermanos y ofrezcamos a todos la fe, la esperanza y el amor que brotan de la Pascua. A todos les invito a regresar a clases y a sus labores con fuerzas y energías renovadas, fruto de la convivencia, la oración y el descanso de estos días, contagiemos la alegría pascual.

II DOMINGO DE PASCUA: DÍA DE LA MISERICORDIA

En el rostro de quienes hemos celebrado la Pascua, se refleja el gozo y la esperanza de nuestro encuentro con Jesús Resucitado. ¡Jesús ha vencido a la muerte! Y esta alegría que sentimos por nuestra salvación, nos renueva el Corazón. Para tener corazón de Pascua, hay que convertirse y despojarse de lo viejo, hay que comenzar a vivir con sentimientos, con amor y con corazón nuevos, es hacer nuestro corazón semejante al de Cristo, como nos invita el Papa Francisco.

Al celebrar el II Domingo de Pascua, recordamos con mucho cariño a San Juan Pablo II, que instituyó el domingo de la Misericordia, recordándonos que la misericordia es el amor con el que Dios nos ama. Y que ahora tiene un tinte muy especial en el contexto del Año de la Misericordia, que el Papa Francisco ha convocado para recordarnos que: “Dios nos ama con amor gratuito y sin límites”.

La misericordia es un acto que nace del corazón; es hacer nuestros los sufrimientos y la desgracia de los hombres de hoy. Por ello, hagamos resplandecer la misericordia de Dios, impulsando la paz y la justicia, comprometiéndonos a llevar consuelo y esperanza al que sufre, a las víctimas de la violencia, e invitando al victimario a arrepentirse de corazón y buscar la misericordia de su Creador.

Les pido a todos renovar nuestro corazón en la misericordia, mediante el Perdón y la Reconciliación, rompiendo las cadenas de la división, del odio, la guerra y la injusticia. La Pascua es el gran acontecimiento de reconciliación universal. Hoy, como una manera concreta de poner en práctica la misericordia de Dios, escojamos una obra de misericordia y llevémosla a cabo, así seremos testigos en el mundo del amor y la misericordia de Dios.

CENTÉSIMA PRIMERA ASAMBLEA PLENARIA DE LA CEM

Los Obispos de México celebraremos la Centésima Primera Asamblea Plenaria de la CEM, del 04 al 08 de Abril, que tiene como objetivo: “Elegir a los miembros del Consejo de Presidencia, Consejo Permanente, Presidentes de las Comisiones Episcopales y Responsables de las Dimensiones, así como presentar y aprobar los planes de las Comisiones Episcopales para el periodo 2016-2018”.

Como es sabido, retomaremos los temas que quedaron pendientes por la Visita de su Santidad Francisco a México y continuaremos con la dinámica propia de nuestras Asambleas. Nos reunimos todos los Obispos de México, para seguir fortaleciendo los lazos fraternos y buscar mejores caminos de acompañamiento pastoral a nuestros pueblos y comunidades. En esta ocasión, tendremos muy presente a Su Santidad Francisco, con motivo de su Tercer Aniversario de Pontificado.

En esta primera asamblea del año, evaluaremos a la luz del Espíritu Santo la Visita Pastoral del Papa Francisco a México, para retomar cada momento que compartió con nosotros y la riqueza de sus mensajes como impulso de Evangelización para todos los mexicanos. Principalmente responderemos las preguntas ¿qué nos ha dejado? y ¿a qué nos compromete como Iglesia?

Durante la Asamblea, programaremos el siguiente Trienio 2016-2018 para seguir brindando un acompañamiento más eficaz a nuestros pueblos y dinamizar la evangelización en México. En nuestra programación analizaremos la problemática que sigue lacerando a nuestro País, y buscaremos los ejes transversales que afectarán la evangelización, ciertamente retomaremos el eje transversal de la Construcción de la Paz, como camino seguro para reconstruir el tejido social y alcanzar una sociedad perdonada y reconciliada.

Nuestra Asamblea Plenaria se llevará a cabo en medio de una inmensa alegría por la Resurrección del Señor, y bajo la protección maternal de la Siempre Virgen Santa María de Guadalupe. Nos encomendamos a sus oraciones para que esta Asamblea esté llena de Dios y dé frutos abundantes para nuestra Iglesia de México.

Con mi oración, cariño y bendición.

En Cristo, nuestra Paz