Los medios de comunicación y su papel en la construcción de la paz

de Carlos Garfias Merlos
Arzobispo de Acapulco

01 de Mayo de 2016

LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y SU PAPEL FUNDAMENTAL EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA PAZ

Los medios de comunicación, tanto en Acapulco como en todo México, representan grandes oportunidades para transmitir buenas noticias y para promover en nuestra sociedad: La unidad, el diálogo, el perdón y la reconciliación. Así pues, la comunicación tiene que ser una herramienta que sirva para promover el encuentro entre las personas, entre todos los miembros de la sociedad y entre los pueblos.

Sin embargo, hay medios de comunicación social que incrementan en la población la percepción de inseguridad y la cultura de la violencia. La transmisión de contenidos violentos, que recurre al sensacionalismo sangriento, que narra con lujo de detalles las acciones criminales; que repite, una y otra vez, los modos de operar de los delincuentes, sus mecanismos de tortura o eliminación de las víctimas; genera en la sociedad miedo y desconfianza, con lo que afecta la convivencia social y daña el tejido social.

Los medios de comunicación tampoco ayudan a la construcción de la paz, cuando informan, sin tener el más mínimo pudor o respeto para su auditorio, para las víctimas o para sus familiares y sin medir el impacto social o comunitario.

Hago un llamado a todos los que colaboran en los medios de comunicación, para que se sumen a la Construcción de la Paz, pues tienen un papel fundamental y trascendental en este camino, ya que pueden ser artífices tanto de la paz como de la guerra. Ayúdennos a que la gente tome medidas precautorias y de previsión, y no pierda la esperanza. Todos los medios de comunicación pueden ayudar a crear condiciones para que la sociedad se tranquilice en situaciones tan dramáticas como las que hemos vivido recientemente y busque colaborar en la construcción de la paz.

ANTE LA VIOLENCIA Y LA INSEGURIDAD,

SEAMOS CONSTRUCTORES DE PAZ

Recientemente hemos vivido en nuestro Puerto diversas manifestaciones de violencia y de inseguridad, que han suscitado pánico y desconcierto entre la población. Todas estas situaciones han sido, en su mayoría, maximizadas por el morbo de unos cuantos, pero que por las circunstancias, han repercutido en toda la población.

La violencia que vivimos no puede ser contrarrestada con más violencia. Más bien, se deben buscar el perdón y la reconciliación como ejes principales para lograr caminos de paz. El Domingo pasado iniciamos una campaña en Acapulco para orar por la Paz del Puerto. Todos estamos llamados a intensificar nuestra oración y a no perder la esperanza. Como Iglesia estamos llamados a orar incesantemente por la Paz.

Los cristianos en un contexto de inseguridad como el que vivimos en México, tenemos la tarea de ser constructores de la paz en los lugares donde vivimos y trabajamos, esto implica distintas tareas: Vigilar que las conciencias no cedan a la tentación del egoísmo, de la mentira y de la violencia.

La situación de inseguridad y violencia que vive México exige una respuesta urgente e inaplazable de la misión evangelizadora de la Iglesia. Esta respuesta parte del reconocimiento de las insuficiencias en el cumplimiento de nuestra misión, pues la crisis de inseguridad, el alto índice de corrupción, la apatía de los ciudadanos para construir el bien común y las distintas formas de la violencia, que llega a ser homicida, son diametralmente opuestas a la propuesta de Vida Nueva que nos hace el Señor Jesús y la Paz que nos ofrece.

Todos seamos constructores de paz e intensifiquemos nuestra oración, pidamos a Dios, de manera especial, por la conversión de quienes se dedican a hacer el mal, para que encuentren mejores modos de vivir y descubran lo valioso que es procurar el bien de los hermanos.

Con mi oración, cariño y bendición.

En Cristo, nuestra Paz