Hagamos algo trascendente por las madres

de José Luis Chávez Botello
Arzobispo de Antequera-Oaxaca

Comunicado de prensa

Mayo 8 de 2016.

En todas las familias, escuelas, comunidades y rincones del país se realiza algo especial para festejar a las mamás; una celebración que está muy dentro del corazón de nuestro pueblo; pero es saludable preguntarnos ¿Lo que hacemos, es lo que más anhelan y hace feliz a las madres?, ¿No será posible revisarnos en cada familia y comunidad para decidir hacer algo importante y trascendente por ellas? ¡Lo merecen!

Por ejemplo, en las escuelas ¿No faltará asegurar la educación en el respeto, aprecio y servicio sobre todo hacia las madres, dada su misión tan importante?; en los lugares de trabajo ¿No se podría avanzar en una mayor consideración a las madres en vistas a que el ambiente y horario de trabajo no afecte tanto su labor de madre?; los responsables en los diferentes niveles de gobierno ¿No podrían revisar algunos programas y leyes para asegurar el apoyo, protección y respeto más efectivo a tantas madres desprotegidas?. Beneficiará a todos dar pasos firmes en este sentido desde cada familia; entonces, los regalos y expresiones de reconocimiento tendrían mayor sentido y proyección.

Las madres son el alma y el corazón de la familia; son las que están más cercanas y las que responden mejor a las necesidades básicas de la persona con su afectividad, cuidados, consejos, búsqueda de unidad y del bien de todos. La madre en la familia es el principal apoyo para atender a los niños y ancianos, a personas con discapacidad, para afrontar enfermedades y problemas. Constatamos también cómo muchas madres, con su presencia y servicio fuera de su hogar, le dan eficacia, calidad y calidez a otros lugares, por ejemplo, en la acción pastoral, en servicios sociales, en fiestas.

Las madres son insustituibles en la familia y en la sociedad; su servicio puede ser decisivo para restaurar el tejido social. Por esto todos los programas del gobierno de asistencia social y de apoyo a sectores vulnerables, si no van acompañados de acciones que fortalezcan la familia, y más en concreto la misión de las madres, se quedan cortos, son paliativo que no tocan la raíz, no generan procesos y fracasan. Es indispensable dar un paso más, un salto hacia un cambio social de fondo. Acentúo tres campos:

La familia es el lugar privilegiado para vivir y disfrutar la maternidad; allí la mamá puede realizar y desarrollar con mayor eficacia todo lo que una madre puede transmitir a los miembros de su familia como también proyectarse a la sociedad; su labor siempre se proyecta directa o indirectamente fuera del hogar; ellas, al constatarlo se motivan, se complementan y se fortalecen. Se nota cuando en una familia falta la madre; son palpables también las limitaciones, dificultades y esfuerzos extra de las madres solas.

La madre soltera se verá limitada para realizar su misión de manera serena y plena; el niño sufrirá no solo la ausencia del padre sino también de lo que los otros miembros de la familia aportan a la educación gradual en valores básicos, en aprender a vivir, a compartir y afrontar dificultades en la convivencia sana con diferentes edades, sexo y capacidades. Esto de ninguna manera debilita el mérito y el gran valor de madres que, por no aceptar abortar, asumieron ese sacrificio; muchas de estas madres solteras fueron engañadas, forzadas o violadas; ellas son verdaderas heroínas al defender la vida de su hijo. ¡Merecen la comprensión y el apoyo efectivo de la sociedad!

Urge mayor atención desde los hogares para prevenir embarazo de niñas y adolescentes; el embarazo les daña y cambia toda su vida de manera radical, rompen estudios, se desvanecen anhelos y oportunidades, se multiplica la vulnerabilidad y no pocas veces sufren el rechazo de su misma familia. Necesitan entornos que les ofrezcan información, orientación y apoyo emocional pero también reglas, estructuras y programas claros con valores definidos. La educación de calidad en valores básicos es decisiva para afrontar este problema. No condenemos, ayudemos y hagamos su vida llevadera.

Cuánto nos daña la práctica de la sexualidad mutilada de su sentido profundo, la procreación desligada de la familia, el menosprecio de la maternidad, llegar a considerar al concebido como "producto" y hasta objeto desechable, la deficiente ya casi nula capacitación para matrimonio. Valoremos a las madres en un contexto de familia, en su proyección a la vida y desarrollo del país. ¡Felicidades mamás!, no bajen los brazos.

Con mi saludo y bendición para todos.