LA ESPINA DEL PECADO DEJA SU LUGAR A LA GRACIA QUE GERMINA

RV).- El Santo Padre se trasladó en helicóptero, esta mañana a las 10,00, hasta la Ciudad del Vaticano desde las Villas Pontificias de Castel Gandolfo donde transcurre un período después de su viaje apostólico a nuestro continente, en que visitó México y Cuba, del 23 al 29 de marzo, y de todas las celebraciones pascuales, para celebrar a las 10,30 la tradicional audiencia general de los miércoles. Una vez concluida esta audiencia, después de mediodía, el Papa regresó a esta pequeña localidad lacial, que se encuentra a unos 30 km al sur de Roma. La catequesis del Papa, centrada en la alegría de este tiempo pascual, estuvo precedida por la siguiente introducción litúrgica: En una plaza de San Pedro ornamentada aún con las 42 mil plantas y flores provenientes de holanda, tras la celebración del domingo de Pascua de Resurrección, el Santo Padre se refirió en su catequesis a la experiencia de los once discípulos en el Cenáculo y la de los dos peregrinos de Emaús que ven al Resucitado, para reflexionar sobre el sentido de la esta novedad, que debe ser anunciada a fin de que “la espina del pecado que hiere el corazón del hombre deje su lugar a la gracia que germina”: Queridos hermanos y hermanas: Después de las solemnes celebraciones de la Pascua, nuestro encuentro está colmado de alegría espiritual, que brota de la certeza que Cristo, con su muerte y resurrección, ha triunfado definitivamente sobre el pecado y la muerte. La experiencia de los once discípulos en el Cenáculo, y la de los dos peregrinos de Emaús, nos invita a reflexionar sobre el sentido de la Pascua. También el Resucitado entra en nuestra casa y en nuestro corazón, aunque en ocasiones las puertas estén cerradas. Entra ofreciendo alegría y paz, vida y esperanza, dones que necesitamos para nuestro renacer humano y espiritual. Dejemos que Jesús resucitado venga a nuestro encuentro. Él vive y está siempre presente, camina con nosotros para guiar nuestra vida. A Él lo encontramos en dos «lugares» privilegiados, profundamente unidos entre sí: «la Palabra y la Eucaristía». Esta novedad de vida que no muere, inaugurada por la Pascua, ha de ser anunciada para que la espina del pecado que hiere el corazón del hombre deje su lugar a la gracia que germina: El Maestro ha resucitado y con Él toda la vida resurge. De los diversos saludos que Benedicto XVI dirigió a los numerosos grupos de fieles de diversos países, hablando en su idioma a los peregrinos procedentes de Polonia, el Papa les deseó que este tiempo pascual sea para todos ellos la ocasión propicia para redescubrir “con alegría y entusiasmo las fuentes de la fe”. Y pidió que se dejen encontrar por Jesús resucitado por los caminos de su vida, para que los ayude a volver a descubrir su sentido más profundo. A la vez que formuló votos para que la bendición de Dios los acompañe siempre. Al saludar y bendecir cordialmente a todos los peregrinos croatas, Su Santidad les pidió que “mientras celebramos el triunfo de la vida sobre la muerte, reunidos como comunidad de fieles”, sean asiduos en la oración y que con su vida sean anunciadores de la alegría de la resurrección del Señor. Al destacar la presencia de numerosos fieles eslovenos en esta audiencia, el Obispo de Roma les dio la bienvenida y antes de impartirles su bendición, los exhortó a que la Solemnidad de la Resurrección del Señor despierte en ellos certeza de que la última palabra no corresponde al pecado y a sus consecuencias. “”Por la fe en Cristo –les dijo– somos salvados, por la fe en Cristo vivimos!”. También saludó con afecto a los peregrinos eslovacos, y de modo especial a la peregrinación a la tumba de San Cirilo, de los sacerdotes de la Diócesis de Nitra, encabezados por su Obispo, Mons. Viliam Judák. El Papa les deseó que su visita a Roma en la Octava de Pascua, sea para cada uno de ellos ocasión de “auténtica renovación espiritual” y que el Señor Resucitado los acompañe con su paz. Por último, al dar su cordial bienvenida a todos los peregrinos de lengua italiana, el Pontífice saludó en particular a los grupos parroquiales presentes en la Plaza de San Pedro, a las Misioneras del Sagrado Corazón y a los Diáconos de la Compañía de Jesús, a los cuales deseó que prosigan en su itinerario de formación “animados por el amor a la Iglesia y por la fidelidad al Magisterio”. De la misma amanera, el Papa saludó a los muchachos de la profesión de fe de Milán, a quienes llamándolos “queridos amigos” les pidió que vivan la fe “con entusiasmo” y que se preparen espiritualmente para el próximo Encuentro Mundial de las Familias, que se celebrará en su ciudad del próximo 30 de mayo al 3 de junio. Y manifestó su esperanza de que en “este camino les sea de ayuda la imagen de la Sagrada Familia” que poco antes Benedicto XVI había bendecido y pasará por sus casas. Como es costumbre, el Santo Padre dirigió un pensamiento a los jóvenes que participaron en esta audiencia semanal, especialmente a los procedentes de la Diócesis de Cremona, y a todos los cuales les pidió que sean cada vez más conscientes de que “sólo el Señor Jesús puede responder completamente a las aspiraciones de felicidad” y a la búsqueda del bien en su vida. De la misma manera saludó a los queridos enfermos, y de modo particular al grupo de la Unión Nacional Italiana para el transporte de enfermos a Lourdes y a los Santuarios Internacionales (UNITALSI) de la ciudad de Teano-Calvi, a quienes les recordó “que no hay consuelo mayor para sus sufrimientos que la certeza de la Resurrección de Cristo”; mientras a los recién casados los animó a vivir su matrimonio en concreta adhesión a Cristo y a las enseñanzas del Evangelio. Escuchemos los saludos del Papa en nuestro idioma para los numerosos grupos procedentes de América Latina y de España: Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, Argentina, México y otros países latinoamericanos. Deseo nuevamente a todos una Feliz Pascua de Resurrección. Que resuene en vuestros corazones el anuncio glorioso de la victoria de Cristo sobre la muerte, para descubrir con alegría las fuentes de la fe y la esperanza. Muchas gracias. (María Fernanda Bernasconi – RV).