Catequesis sobre El Buen Pastor

Juan 10, 1-10

1 «Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino por otro lado, es un ladrón y un asaltante. 2 El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. 3 El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. El llama a cada una por su nombre y las hace salir. 4 Cuando las ha sacado a todas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. 5 Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz». 6 Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir. 7 Entonces Jesús prosiguió: «Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. 8 Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. 9 Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento 10 El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia.

Hermanos(as) hoy celebramos el día mundial de las vocaciones sacerdotales y religiosas, es decir, la fiesta de Jesús, Buen Pastor. La realidad del Buen Pastor, Jesús la explica por medio de dos parábolas: El Buen Pastor y El Pastor Malo (Jn. 10,1-5); la segunda (Jn. 10,7-10) comenta la afirmación de Jesús: “Yo Soy la Puerta”.

La parábola es el medio propio como Jesús comunica y hace realidad su misión temporal entre nosotros. La semejanza únicamente se puede entender, en todo su sentido, a la luz de la Fe en Cristo muerto y resucitado y con el Don del Espíritu Santo.

¿Qué es lo que hace el Buen Pastor? La realidad del Buen Pastor proviene de un ambiente bélico, es decir, tiene la fuerza suficiente para cumplir eficazmente su misión, como lo vemos en el Salmo Responsorial (22): se ocupa de lo más importante de la existencia de sus ovejas; las conoce, las ama y les comparte lo mejor de Él; las guía por el camino correcto, dándoles seguridad; las trata con cuidado y dignidad, en una palabra, las llena de su bondad y misericordia todos los días de su vida, hasta hacerlas participar de la vida de Dios, Su Padre, por toda la eternidad. En cambio, el mal pastor siempre busca su propio provecho y utiliza como medios: la división y la destrucción temporal y eterna de las ovejas.

La segunda parábola nos dice que la puerta, que es Jesús, es el único acceso a participa de las realidades que Dios Padre nos quiere compartir. Y ésto lo empezó Jesús en su encarnación, donde tiene lugar el descubrimiento de las realidades que Dios nos quiere compartir por medio de Él, y nos indica el camino para recibir y hacer vida estos dones de su Padre Dios: quien entra por esta puerta, Jesús lo salva de la muerte eterna y de todo aquello que busca destruir a las ovejas; una vez atravesada esta puerta, el que cree en Jesús gozará de libertad y seguridad y encontrará pleno sentido a su existencia presente; y cumpliendo fielmente con su misión Jesús, hará participar a todos los que creen en Él, la vida eterna de su Padre Dios.

Hermanos(as) no obstante las dificultades que nos presenta la vida presente, tengamos la absoluta confianza, de que si seguimos a Jesús, si creemos en nuestro Pastor, el mejor, descubriremos nuestra misión en este mundo y junto con Cristo construiremos una Vida Nueva, que será una garantía segura del futuro gozo eterno allá en el Cielo; estemos atentos, finalmente, a los malos pastores que a diario, bajo falsas y engañosas promesas, quieren dañarnos y, sobre todo, quieren que perdamos el sentido de nuestra misión aquí en la tierra.

† Felipe Padilla Cardona