2017-05-29 Radio Vaticana
(RV).- Es necesario dejarse interpelar por el Espíritu Santo, aprender a escucharlo a escucharlo antes de tomar decisiones. Es la exhortación que hizo el Santo Padre en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. Francisco destacó que si no se discierne acerca de lo que sucede, se corre el riesgo de caer en una fe ideológica.
El Espíritu Santo, que mueve el corazón, inspira, suscita las emociones fue el tema central de la reflexión del Papa. Y recordó que en preparación a la fiesta de Pentecostés, la Iglesia pide que se rece para que el Espíritu Santo llegue al corazón, a la parroquia y a la comunidad. El Pontífice comenzó a partir de la Primera Lectura del día que – dijo – podríamos llamar “la Pentecostés de Éfeso”. Y explicó que, en efecto, la comunidad de Éfeso había recibido la fe, pero ni siquiera sabía que existía el Espíritu Santo. Era “gente buena, gente de fe”, pero no conocía este don del Padre. Y cuando después Pablo les impuso las manos, descendió sobre ellos el Espíritu Santo y se pusieron a hablar en lenguas.
El Espíritu Santo mueve el corazón
En efecto, el Espíritu Santo mueve el corazón, tal como se lee en los Evangelios donde tantas personas – Nicodemo, la hemorroísa, la samaritana, la pecadora – se sienten impulsadas a acercarse a Jesús precisamente por el Espíritu Santo. Francisco invitó asimismo a preguntarse cuál es el lugar que el Espíritu Santo tiene en nuestra vida:
“¿Yo soy capaz de escucharlo? ¿Yo soy capaz de pedir inspiración antes de tomar una decisión o de decir una palabra o de hacer algo? ¿O mi corazón está tranquilo, sin emociones, un corazón fijo? Pero, algunos corazones, si nosotros hiciéramos un electrocardiograma espiritual tendrían un resultado lineal, sin emociones. También en los Evangelios están éstos. Pensemos en los Doctores de la Ley: eran creyentes en Dios, conocían todos los mandamientos, pero el corazón estaba cerrado, detenido, no se dejaban inquietar”.
Dejarse interpelar por el Espíritu Santo, no a la fe ideológica
La exhortación central del Papa Francisco fue la de “dejarse inquietar”, es decir, dejarse interpelar por el Espíritu Santo que nos hace discernir y no tener una fe ideológica:
“Dejarse inquietar por el Espírito Santo: “Eh, he oído esto… Pero, padre, ¿aquello es sentimentalismo?”. No, puede ser, pero no. Si tú vas por el camino justo no es sentimentalismo”. “He sentido las ganas de hacer esto, de ir a visitar a aquel enfermo, o de cambiar de vida o de dejar esto…”. Sentir y discernir: discernir lo que siente mi corazón, porque el Espíritu Santo es el maestro del discernimiento. Una persona que no tiene estos movimientos en su corazón, que no discierne lo que sucede, es una persona que tiene una fe fría, una fe ideológica. Su fe es una ideología. Eso es lo que sucede”.
Interrogarse acera de la propia relación con el Espíritu Santo
Era éste el “drama” de aquellos Doctores de la Ley que se enfadaban con Jesús. Por último, el Obispo de Roma exhortó a interrogarse acerca de la propia relación con el Espíritu Santo:
“¿Pido que me guíe por el camino que debo elegir en mi vida y también todos los días? ¿Pido que me dé la gracia de distinguir lo bueno de lo menos bueno? Porque lo bueno de lo malo se distingue inmediatamente. Pero está ese mal escondido que es el menos bueno, pero que tiene escondido el mal. ¿Pido esta gracia? Yo quisiera sembrar esta pregunta en su corazón”.
Sería necesario preguntarse – añadió el Papa Francisco – si tenemos un corazón inquieto porque está movido por el Espíritu Santo. El Pontífice invitó también a interrogarse cuando “nos llegan las ganas de hacer algo” si le| pedimos al Espíritu Santo que nos inspire, que “diga que sí o que no”, o si sólo hacemos “cálculos mentales”.
Y recordó que en el Apocalipsis de Juan comienza invitando a las “siete Iglesias” – las siete diócesis de aquel tiempo – a escuchar lo que el Espíritu Santo les dice. “Pidamos también nosotros esta gracia de escuchar lo que el Espíritu Santo dice a nuestra Iglesia, a nuestra comunidad, a nuestra parroquia, a nuestra familia” y a “cada uno de nosotros”, finalizó el Papa. Pidamos “la gracia de aprender este lenguaje para escuchar al Espíritu Santo”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).
(from Vatican Radio)