En la historia de la humanidad, encontramos una imagen muy clara que responde de una forma sorprendente ante situaciones de dificultades, ella es María, la madre de Jesús, verdadero Dios y verdadero Hombre, aun cuando no entendía muchas cosas, pero ella respondió: "Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho." (Lc 1, 38).
Ella con su ejemplo y disponibilidad nos va guiando a responder con seguridad, ante tanta adversidad. Lucas nos va presentado en el Evangelio, la figura de María, la cual, con su testimonio, la llamamos bienaventurada todas las generaciones. Una muestra muy clara, es la presentación que hace en la humanidad: “las advocaciones”, esta vez meditaremos sobre la Virgen del Carmen.
Origen de la devoción
El Carmelo era sin duda, el monte donde numerosos profetas rindieron culto a Dios. Los principales fueron Elías y su discípulo Eliseo, pero existían también diferentes personas que se retiraban en las cuevas de la montaña para seguir una vida eremítica. Esta forma de oración, de penitencia y de austeridad fue continuada siglos más tarde, concretamente en el III y IV, por hombres cristianos que siguieron el modelo de Jesucristo y que de alguna forma tuvieron al mismo Elías como patrón. A mediados del siglo XII, un grupo de devotos de Tierra Santa procedentes de Occidente -algunos creen que venían de Italia-, decidieron instalarse en el mismo valle que sus antecesores y escogieron como patrona a la Virgen María. Allí construyeron la primera iglesia dedicada a Santa María del Monte Carmelo.
Quisieron vivir bajo los aspectos marianos que salían reflejados en los textos evangélicos: maternidad divina, virginidad, inmaculada concepción y anunciación. Estos devotos que decidieron vivir en comunidad bajo la oración y la pobreza, fueron la cuna de la Orden de los Carmelitas, y su devoción a la Virgen permitió que naciera una nueva advocación: Nuestra Señora del Carmen.
Virgen del Carmen
En la Edad Media se creía que María significaba "estrella del mar", en latín "Stella maris". Desde aquella época, muchos carmelitas han aclamado a María como la "Flor del Carmelo" y la "Estrella del Mar". Lo hizo el mismo Simón Stock con esta plegaria que se le atribuye:
"Flor del Carmelo Viña florida, esplendor del cielo, Virgen fecunda, singular. ¡Oh, Madre tierna, intacta de hombre, a todos tus hijos proteja tu nombre, Estrella del Mar!
El nombre de "Stella Maris" se ha dado también a todos los centros del Apostolado del Mar de la Iglesia Católica que están ubicados en los puertos.
Santuario de Nuestra Señora del Carmen
El gran santuario dedicado a Nuestra Señora del Carmen se encuentra lógicamente en el Monte Carmelo, en Haifa (Israel), pero no en el valle del Wadi-es-Siah, sino en el valle conocido como "El Muhraqa". Allí hay el monasterio de los carmelitas, una hospedería y un gran mirador.
La fiesta de Nuestra Señora del Carmen es el 16 de julio, ya que, según la tradición, fue el 16 de julio de 1251 la fecha del regalo del escapulario por parte de la Virgen a San Simón Stock.
Oración
Oh Dios, que adornaste a la Orden de la Beatísima
siempre Virgen y Madre tuya María con el singular
título del Carmelo: concede propicio que escudados
con los auxilios de aquella cuya conmemoración
celebramos, seamos dignos de llegar a los gozos
eternos. Tú que vives y reinas por los siglos de los
siglos. Así sea.
Por: Pbro. Víctor Manuel Félix Alvarado