Hermanas y Hermanos de Ciudad Obregón:
laicos, vida consagrada y sacerdotes. Los saludos deseándoles que el Señor les conceda su paz.
El Papa Francisco ha inaugurado el pasado domingo, el Sínodo que Dios mediante terminará el próximo octubre de 2023.
Estamos todos los bautizados convocados a iniciarlo en las Iglesias Particulares.
El próximo domingo 17 de octubre les invito a participar o a unirse espiritualmente al inicio del Sínodo en la Diócesis con la celebración de la Santa Misa en Catedral a las 10.00 horas.
Como Iglesia que peregrina en Ciudad Obregón entraremos juntos con todas las Iglesias Particulares diseminadas por el mundo, en este tiempo de gracia.
Tres son los pilares que guiarán este caminar, no es en orden de importancia sino uno reclama a los otros dos: participación, comunión y misión.
Después del Concilio Vaticano II, en los sínodos se escuchaba la voz de un grupo representativo de obispos, posteriormente se invitó a algunos sacerdotes, religiosas o laicos y en los últimos sínodos con participación.
La novedad ahora es que el Sínodo plantea la participación de todo el Pueblo de Dios, porque todos los fieles tienen la unción del Espíritu Santo.
La primera fase, “la fase de la escucha”, -que providencialmente es acorde a nuestro caminar diocesano-inicia este próximo domingo y concluirá en abril de 2022 y se resume en dos preguntas: ¿Cómo estamos cómo Iglesia? ¿Qué quiere Dios de nuestra Iglesia? Será nuestro primer aporte como Diócesis a la Sínodo.
Les invito a rezar la oración Adsumus Sancte Spiritus (Estamos ante ti Espíritu Santo) atribuida a San Isidoro de Sevilla que se reza desde hace siglos en tiempos de concilios y sínodos.
Que la Virgen Maria, Madre de Iglesia nos acompañe en este tiempo de gracia.
† Rutilo Felipe Pozos Lorenzini
ADSUMUS SANCTE SPIRITUS
Estamos ante ti, Espíritu Santo,
reunidos en tu nombre.
Tú que eres nuestro verdadero consejero:
ven a nosotros, apóyanos,
entra en nuestros corazones.
Enséñanos el camino,
muéstranos cómo alcanzar la meta.
Impide que perdamos
el rumbo como personas
débiles y pecadoras.
No permitas que
la ignorancia nos lleve por falsos caminos.
Concédenos el don del discernimiento,
para que no dejemos que nuestras acciones se guíen
por perjuicios y falsas consideraciones.
Condúcenos a la unidad en ti,
para que no nos desviemos del camino de la verdad y la justicia,
sino que en nuestro peregrinaje terrenal nos esforcemos por alcanzar la vida eterna.
Esto te lo pedimos a ti,
que obras en todo tiempo y lugar,
en comunión con el Padre y el Hijo
por los siglos de los siglos.
Amén.