Lecturas del V Domingo de Pascua, Ciclo B

Pastoral: 
Litúrgica
Date: 
Dom, 2012-05-06

«Yo soy la vid, vosotros los sarmientos»

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 9, 26-31

En aquellos días, llegado Pablo a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos, porque no se fiaban de que fuera realmente discípulo. Entonces Bernabé se lo presentó a los apóstoles. Saulo les contó cómo había visto al Señor en el camino, lo que le había dicho y cómo en Damasco había predicado públicamente el nombre de Jesús.
Saulo se quedó con ellos y se movía libremente en Jerusalén predicando públicamente el nombre del Señor. Hablaba y discutía también con los judíos de lengua griega, que se propusieron suprimirlo. Al enterarse los hermanos, lo bajaron a Cesarea y lo hicieron embarcarse para Tarso.
Entre tanto, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba construyendo y progresaba en la fidelidad al Señor y se multiplicaba animada por el Espíritu Santo.

Sal. 21, 26b-27. 28 y 30. 31-32 R: El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.

Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan:
viva su corazón por siempre.

Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines de la tierra;
en su presencia se postrarán las familias de los pueblos.
Ante él se postrarán las cenizas de la tumba,
ante él se inclinarán los que bajan al polvo.

Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
todo lo que hizo el Señor.

Lectura de la primera carta del Apóstol San Juan 3, 18-24

Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad. En esto conocemos que somos de la verdad, y tranquilizaremos nuestra conciencia ante Él, en caso de que nos condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo.
Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios; y cuanto pidamos lo recibiremos de Él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos amemos unos a otros tal como nos lo mandó.

Lectura del santo Evangelio según San Juan 15, 1-8

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
–Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el labrador.
A todo sarmiento mío que no da fruto lo poda para que dé más fruto.
Vosotros estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él; ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada.
Al que no permanece en mí, lo tiran fuera, como al sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis lo que deseéis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.