En el corazón verde de Italia, la Umbría, tierra de tantos santos, nació Rita a finales del 1300 en un pueblito llamado Rocaporena, a pocos kilómetros de Casia.
Vivían en Rocaporena Antonio Lotti y Amada Ferri, un matrimonio cristiano, los cuales no podían tener hijos. Finalmente Dios, para quien todo es posible, les hizo la gracia de alegrarles el hogar con la llegada de una hija, a quien recibieron como un regalo del cielo.
Para bautizar a la recién nacida fue necesario ir a Casia, subir a la montaña de San Agustín y entrar en la parroquia de San Juan Bautista, hoy llamada de San Agustín. Esta peregrinación de Rocaporena a Casia tuvo su sentido, porque en aquellos años la actual y cercana parroquia de San Montano no tenía pila bautismal por ser capilla.
Fue bautizada con el nombre de Margarita; el nombre de una flor para una mujer que tanto amó las flores debería hacer pensar. En realidad “margarita” es una palabra latina que significa “perla”; a ella se la invoca también hoy con el título de “perla de Umbría”. Desde pequeña abreviaron su nombre llamándola “Rita”.