ECONOMÍA Y POLÍTICA NECESITAN GRATUIDAD

2012-05-19 L’Osservatore Romano

La gratuidad no se adquiere en el mercado ni se puede prescribir por ley. Sin embargo tanto la economía como la política necesitan la gratuidad de personas capaces de un don recíproco. Lo dijo el Papa a los representantes del Movimiento eclesial de compromiso cultural, de la Federación de organismos cristianos del servicio internacional de voluntarios y del Movimiento cristiano de trabajadores, a los que recibió en audiencia esta mañana, sábado 18 de mayo, en el Aula Pablo VI.

Cultura, voluntariado y trabajo, añadió Benedicto XVI, constituyen un trinomio indisoluble del compromiso cotidiano del laicado católico «que intenta hacer incisiva la pertenencia a Cristo y a la Iglesia» tanto en el ámbito privado como en la esfera pública de la sociedad. El fiel laico se pone en acción cuando encuentra a quien sufre necesidad y —sobre todo en el ámbito del trabajo— «se esfuerza en promover la dignidad humana».

El don de uno mismo es el común denominador de estos tres ambientes, en los cuales el laico cristiano debe actuar siguiendo la «lógica de Cristo», fundamento de la «lógica del don» que, a menudo despreciada, encuentra toda su valoración precisamente en cuantos ofrecen «su tiempo, sus propias habilidades y competencias, su propia instrucción, su propia profesionalidad».

La familia es ejemplar en este sentido, pues es el «primer lugar —dijo el Pontífice— en donde se adquiere experiencia del amor gratuito». Y no por casualidad, hizo notar, cuando esto no ocurre, la familia entra en crisis y se desnaturaliza. Ya en su Caritas in veritate Benedicto XVI había recurrido a la ejemplaridad de la familia como momento educativo fundamental para aprender a vivir como cristianos, en la lógica de la gratuidad y extender así el modelo a una dimensión universal. «El donarse sin reservas por el bien del otro» ayuda entre otras cosas a descubrir la felicidad profunda. Esto es muy cierto sobre todo cuando se habla de cuestiones sociales como la justicia, la economía, la política, todos ellos ámbitos en los cuales hay necesidad «de la gratuidad, de personas capaces de don recíproco». En este camino —«que es el camino del Evangelio»— hace falta seguir siendo fieles a la doctrina social de la Iglesia y leales con los pastores. El Papa ha concluido animando a los representantes de los movimientos laicos a que continúen por este camino.