Ciudad del Vaticano, 2 junio 2012 (VIS).- Finalizada la celebración de la Hora Tercia en el Duomo, Benedicto XVI se ha trasladado en automóvil al estadio Guiseppe Meazza (San Siro) para mantener, a las 11.45, un encuentro con los jóvenes que han recibido recientemente o van a recibir el sacramento de la Confirmación, y que han estado acompañados por sus familiares y catequistas; en total, unas 80.000 personas. Ofrecemos a continuación fragmentos del discurso del Santo Padre:
“Ayudados por el itinerario (de formación), habéis aprendido a reconocer las cosas estupendas el Espíritu Santo ha hecho y hace en vuestra vida y en la de todos los que dicen 'sí' al Evangelio de Jesucristo. Habéis descubierto el gran valor del Bautismo, el primero de los sacramentos, la puerta de entrada de la vida cristiana. Lo habéis recibido gracias a vuestros padres (…) que se han comprometido a educaros en la fe”. (…)
“Ahora habéis crecido y podéis decir vosotros mismos vuestro 'sí' a Dios, un 'sí' libre y consciente. El sacramento de la Confirmación confirma el Bautismo y efunde sobre vosotros con abundancia el Espíritu Santo. (…) Tenéis ahora la posibilidad de acoger sus grandes dones que os ayudan, en el camino de la vida, a convertiros en testigos fieles y valerosos de Jesús. Los dones del Espíritu son realidades estupendas que os permiten formaros como cristianos, vivir el Evangelio y ser miembros activos de la comunidad”.
“Toda la vida cristiana es un camino, es como recorrer en compañía de Jesús un sendero, no siempre fácil, que sube a un monte (...); con los dones preciosos (del Espíritu Santo) vuestra amistad con Él será aún más estrecha y verdadera. Ella se alimenta continuamente con el sacramento de la Eucaristía. (…) Por eso, os invito a participar siempre con alegría y fidelidad en la Misa dominical. (...) Acercaos también a (…) la Confesión: es un encuentro con Jesús que perdona vuestros pecados y os ayuda a hacer el bien. (…) Aprended a dialogar con el Señor, confiaos a Él, contadle las alegrías y las preocupaciones, y pedidle luz y apoyo para vuestro camino”.
“En familia, obedeced a los padres, escuchad las indicaciones que os dan, para crecer, como Jesús, 'en sabiduría, edad y gracia ante Dios y ante los hombres'. Finalmente, no seáis perezosos, sino chicos y jóvenes comprometidos, en particular en el estudio: es vuestro deber cotidiano y una gran oportunidad que tenéis para crecer y preparar el futuro. Sed disponibles y generosos con los demás, venciendo la tentación de poneros a vosotros mismos en el centro, porque el egoísmo es enemigo de la verdadera alegría”.
“Si gustáis ahora la belleza de formar parte de la comunidad de Jesús, podréis dar vosotros también vuestra contribución para hacerla crecer. (…) Cada día, también hoy, el Señor os llama a cosas grandes. Estad abiertos a lo que os sugiere, y si os llama a seguirlo por el camino del sacerdocio o de la vida consagrada, no le digáis 'no'. (...) Jesús os llenará el corazón para toda la vida”.
“Os digo con fuerza: ¡Tended a ideales altos, (...) sed santos! ¿Es posible ser santos a vuestra edad? Ciertamente. (…) Lo demuestra el testimonio de tantos santos coetáneos vuestros, como Domenico Savio o María Goretti. La santidad es la vía normal del cristiano: no está reservada a pocos elegidos, sino abierta a todos. Naturalmente, con la luz y la fuerza del Espíritu Santo.(...) Y con la guía de nuestra Madre, (…) la Madre de Jesús, María. (…) Que la Virgen María custodie siempre la belleza de vuestro 'sí' a Jesús, su Hijo, el grande y fiel amigo de nuestra vida”.