2012-06-07 Radio Vaticana
(RV).- “Esta vez la atención de los gobiernos verdaderamente debe estar concentrada en los pobres los marginados de la sociedad para la erradicación de la pobreza y la apertura al desarrollo humano en todas sus dimensiones”. Estamos con los ojos puestos en la Conferencia de Río + 20 al igual que los movimientos y asociaciones católicas que esperan que la Cumbre sea la oportunidad definitiva. “Tomar nuevamente las riendas de la familia humana” es también el llamamiento del Grupo católico internacional para el desarrollo y la solidaridad (Cisde, por sus siglas), en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el desarrollo sostenible que se celebrará en Río de Janeiro del 20 al 22 de junio. Firman el llamamiento los representantes de las Conferencias episcopales de varias partes del mundo y responsables de la sociedad civil.
¿Cuáles son las expectativas de este grupo internacional? Inicialmente que venga lanzado un verdadero mensaje de esperanza para todos aquellos que sufren pero que incluya a las generaciones futuras. A los gobernantes de todo el mundo, se le pide a los hombres y mujeres de buena voluntad que se den cuenta de que esta vez todos tenemos la oportunidad de trazar juntos el camino hacia un desarrollo equitativo y basado en los derechos, hacia una verdadera vida humana, hacia un mundo del que nos parte integrante de aquella Creación que nos ha sido confiada para que la cuidáramos y respetáramos.
La solución que propone el Grupo católico internacional tiene como punto de partida al hombre como individuo en una conversión radical para una nueva cultura del respeto de la creación, a la sencillez y la solidaridad en beneficio del desarrollo humano más auténtico y una mejor calidad de vida. Los participantes en la cumbre Río + 20 son exhortados a actuar los cambios estructurales que propicien que las mujeres y los hombres se puedan realizar en plenitud. El organismo católico cuestiona además la utilidad de un crecimiento económico que se olvida de los pobres, no mejora sus condiciones de vida, aumenta las desigualdades persistentes, y que se da a costa de la destrucción de las forestas, océanos y recursos naturales.
Vibra con fuerza el grito para reclamar una economía que respete la dignidad y los derechos humanos de las mujeres y de los hombres, con el vivo auspicio de un mercado al servicio del bien común que tenga presente el principio de la subsidiaridad, el apoyo a las pequeñas empresas, y en particular la prioridad a los derechos y a las necesidades básicas de las comunidades y de los Países pobres. “Combatir el hambre en el mundo es una prioridad porque ésta representa una violación del derecho humano a la alimentación y un escándalo que no puede seguir siendo solapado”. El último llamamiento que el Cisde lanza a los participantes de Río + 20 del 20 al 22 de junio próximo en Brasil es para que se redoblen los esfuerzos para combatir los cambios climáticos, siguiendo la Convención de las Naciones Unidas en materia. (Patricia L. Jáuregui Romero – Radio Vaticano)