Lecturas del Martes, Undécima Semana del Tiempo Ordinario, Ciclo B

Pastoral: 
Litúrgica
Date: 
Mar, 2012-06-19

I. Contemplamos la Palabra

Lectura del primer libro de los Reyes 21, 17-29

Después de la muerte de Nabot, el Señor dirigió la palabra a Ellas, el tesbita: -«Anda, baja al encuentro de Ajab, rey de Israel, que vive en Samaria. Mira, está en la vifía de Nabot, adonde ha bajado para tomar posesión. Dile: "Así dice el Señor: '¿Has asesinado, y encima robas?' Por eso, así dice el Señor: 'En el mismo sitio donde los perros han lamido la sangre de Nabot, a ti también los perros te lamerán la sangre.» Ajab dijo a Elías: -«¿Conque me has sorprendido, enemigo mío?» Y Elías repuso: -«¡Te he sorprendido! Por haberte vendido, haciendo lo que el Señor reprueba, aquí estoy para castigarte; te dejaré sin descendencia, te exterminaré todo israelita varón, esclavo o libre. Haré con tu casa como con la de Jeroboán, hijo de Nabat, y la de Basá, hijo de Ajías, porque me has irritado y has hecho pecar a Israel. También ha hablado el Señor contra Jezabel: "Los perros la devorarán en el campo de Yezrael. " A los de Ajab que mueran en poblado los devorarán los perros, y a los que mueran en descampado los devorarán las aves del cielo.» Y es que no hubo otro que se vendiera como Ajab para hacer lo que el Sefior reprueba, empujado por su mujer Jezabel. Procedió de manera abominable, siguiendo a los ídolos, igual que hacían los amorreos, a quienes el Señor había expulsado ante los israelitas. En cuanto Ajab oyó aquellas palabras, se rasgó las vestiduras, se vistió un sayal y ayunó; se acostaba con el sayal puesto y andaba taciturno. El Señor dirigió la palabra a Ellas, el tesbita: -«¿Has visto cómo se ha humillado Ajab ante mí? Por haberse humillado ante mi, no lo castigaré mientras viva; castigaré a su familia en tiempo de su hijo. »

Sal 50, 3-4. 5-6a. 11 y 16 R. Misericordia, Señor: hemos pecado.

Misericordia, Dios mío,
por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti,contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces. R.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
Líbrame de la sangre,
oh Dios, Dios,
Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia. R.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 43-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»

II. Compartimos la Palabra

“Un corazón contrito y humillado tú no lo desprecias”

El profeta Elías, que había tenido que huir al ser perseguido por Jezabel esposa del rey Ajab, después de permanecer escondido durante un tiempo, es impulsado nuevamente por el Espíritu, y sin miedo ninguno, se presenta ante el rey Ajab, encarándose con él por la muerte de Nabot y el robo de la viña del difunto. Dios y el profeta, velan por la moralidad de Israel, quebrantada continuamente por los poderosos, que en lugar de servir al pueblo, abusan y se enriquecen a costa del mismo.

Elías anuncia al rey las consecuencias de su pecado que, ante Yahveh, no quedará impune, Dios defiende a Nabot y vengará su muerte.

Ajab escucha al profeta, rasga sus vestiduras y hace penitencia vistiendo sayal y ayunando por su pecado, por eso Dios, que es siempre compasivo y misericordioso, perdona su pecado , no le enviará los castigos vaticinados por Elías. Por que a un corazón contrito y humillado, el Señor siempre le escucha.

Acudamos a Él con fe , con la confianza puesta en su fidelidad y en su bondad.

“Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”

Dios, que es siempre compasivo y misericordioso, nos recuerda por medio de su Hijo, que pongamos en práctica su amor, que mora en nosotros, acogiendo a todos, tanto a los amigos como a los enemigos.

En la Iglesia de Cristo cabemos todos, Jesús nuestra cabeza, nos exhorta a comportarnos como lo hace nuestro Padre del cielo, que envía la lluvia y hace salir el sol para todos, justos e injustos. Nos recuerda que es fácil amar a los amigos, a los que se portan bien con nosotros, para ello, no hace falta ser cristiano, también los paganos lo hacen, pero la enseñanza de Cristo va más lejos, exige la perfección del amor, que implica amar también a los enemigos.

La doctrina es hermosa, pero la práctica cotidiana costosa, Los que nos llamamos cristianos ¿la vivimos así?

Pidamos al Padre, por medio de Jesús, que aprendamos a amar como nos amó Él que no sólo perdono, sino incluso pidió perdón por sus enemigos en el momento más difícil, el de la cruz.

Hna. María Pilar Garrúes El Cid
Misionera Dominica del Rosario