Ciudad del Vaticano, 22 junio 2012 (VIS).-El Papa recibió esta mañana una delegación de los empresarios de la agricultura y la pesca italiana (Coldiretti) con ocasión del congreso de ese organismo cuyo tema es “La agricultura familiar para un desarrollo sostenible”
“La sociedad, la economía, el trabajo -dijo el Santo Padre, dándoles la bienvenida- no representan ámbitos exclusivamente seculares y mucho menos extraños al mensaje cristiano; son, al contrario, espacios que hay que fecundar con la riqueza espiritual del Evangelio. La Iglesia no es nunca indiferente a la calidad de vida de las personas, ni a sus condiciones laborales y advierte la necesidad de cuidar de los seres humanos y de los contextos en que viven y producen, para que sean siempre lugares humanos y humanizadores”.
Precisamente en la Coldiretti, “la enseñanza católica en materia de ética social ha tenido una de sus laboratorios más fértiles, gracias a la intuición y a las amplias miras de su fundador, Paolo Bonomi (...)Ahora es vuestra misión, permaneciendo fieles a los valores adquiridos, dialogar con una sociedad que ha cambiado de aspecto. Que cada uno se comprometa, desde el papel que le corresponde, a sostener los intereses legítimos de las categorías que representa (...) con el fin de valorizar los aspectos más nobles y calificadores de la persona: el sentido del deber, la capacidad de compartir y el espíritu de sacrificio, la solidaridad, el cumplimiento de las justas exigencias del reposo y de la regeneración corporal y, todavía más, espiritual”.
El Santo Padre invitó a los miembros de la Coldiretti a proseguir su testimonio evangélico “resaltando los valores que hacen de la actividad laboral una herramienta inapreciable para la convivencia justa y humana. Pienso en el respeto de la dignidad de la persona, en la búsqueda del bien común, en la honradez y la transparencia en la gestión de los servicios, en la seguridad alimentaria y en la protección del ambiente y del paisaje, en la promoción del espíritu de solidaridad”.
La crisis económica y financiera y sus incógnitas todavía por despejar plantean a los empresarios de la pesca y la agricultura “una serie de retos ciertamente difíciles -dijo Benedicto XVI- que estáis llamados a afrontar como cristianos, cultivando un sentido de responsabilidad, profundo y renovado, dando prueba de solidaridad y de capacidad de compartir. Teniendo en cuenta, además, que en la base de la dificultad actual económica hay una crisis moral, trabajad con solicitud para que las instancias éticas prevalezcan sobre cualquier otra exigencia”.
“En este terreno ético, es necesario que la familia, la escuela, el sindicato y cualquier otra institución política, cultural y cívica, desempeñen una importante labor de colaboración (...) sobre todo por lo que se refiere a los jóvenes: están cargados de perspectivas y esperanzas; buscan construir su futuro con generosidad y esperan que los adultos les den ejemplos válidos y propuestas serias. No podemos desilusionarlos”.