HAY PRUEBAS de que desde el siglo nueve se dispensó muy extensa veneración en la provincia italiana de Emilia a San Próspero, el obispo de Reggio (no se trata de Reggio la de Calabria). Parece que el santo obispo vivió durante el siglo quinto, pero la historia no nos dice nada definitivo sobre él. Una tradición poco digna de crédito afirma que distribuyó todos sus bienes entre los pobres, a fin de cumplir con el precepto del Señor al joven rico y que, tras un episcopado benéfico de veintidós años, murió el 25 de junio de 466, rodeado por sus sacerdotes y diáconos. Fue sepultado en la iglesia de San Apolinar, edificada y consagrada por él, fuera de las murallas de Reggio Emilia. En el año de 703, se trasladaron sus reliquias a una iglesia nueva, levantada en honor suyo por Tomás, el obispo de Reggio y, hasta ahora, es el patrón principal de la ciudad. E n este caso, el Martirologio Romano comete una grave equivocación al identificar a Próspero de Reggio con Próspero de Aquitania (arriba). Los dos santos del mismo nombre fueron personas completamente distintas y, con anterioridad al siglo décimo, no se hizo ningún intento para identificar a una con la otra.
Alban Butler - Vida de los Santos