Murieron por la fe en Winchester, Inglaterra el 7 de julio de 1591 durante la que se ha dado por llamar la “Inquisición inglesa”. Para hacer desaparecer a los apenas cien mil católicos que quedaban en Inglaterra, la reina Isabel les prohibía salir de sus ciudades, asistir a una misa “romana”, etc. En cuanto a los sacerdotes, se exponían a la pena de muerte por el solo hecho de serlo. Raúl Milner, un labrador iletrado, padre de ocho hijos y Rogelio Dickensen, sacerdote secular, fueron arrestados. Si consentían en ir a rezar a una iglesia anglicana, se considerarían como abjurados del papismo y se salvarían, pero se negaron y ambos fueron colgados juntos.