Había nacido en Híjar (Teruel) el 21 de noviembre de 1881. A los 15 años se dirige al Convento de San José de Padrón (A Coruña). Después de profesar estudió filosofía en los conventos de Padrón y de Corias (Asturias). A fines de 1905 es ordenado sacerdote en Salamanca donde inicia la carrera de Filosofía y Letras consiguiendo, más tarde, la Licenciatura en Barcelona. Fue destinado a la enseñanza en el colegio de Oviedo hasta el año 1912 en que se alistó entre los primeros para la restauración de la Provincia de Aragón.
En los inicios de la restauración fue uno de los soportales más fuertes de la misma en la enseñanza, en el gobierno y en el ministerio sacerdotal.
El P. Paco representa la bondad y la servicialidad e persona. Piadoso instrumento para que personas pudientc ejercitasen la caridad entre los pobres de Híjar, a quien(,el Padre tenía en gran consideración y les ayudaba en toci lo que podía. Profesor estimado y escritor popular bien v, lorado, fue a la vez un director espiritual que benefició muchas almas. De escasa salud aprovechaba el verano pav reponerse junto a su anciana madre. De modo que el preámbulo e inicio de la contienda los vivió en casa de su madre.
Durante las doce horas que estuvo en la cárcel, la noche que comenzaba el 1 de agosto el P. Calvo escribió unas letras a su madre, cuyo original se conserva: "Mamá mía amantísima: ¡Adiós, y ruega por mí! Ya no nos veremos más hasta el cielo. ¡Perdóname! Todo lo que tengo, la máquina y cualquier otra cosa es de la Orden. Reparte el dinero a los pobres... Un abrazo de tu hijo en agonía. Fray Quico".
Hombre de bien, qu tanto bien había hecho a otros, sin embargo fue detenido. Doce horas en la cárcel le prepararon para el martirio despedirse de su madre como «tu hijo en agonía».
Pesado y enfermo, su camino al martirio fue de verdadera elocuencia. A los culatazos y empujones, caídas y los fuerzos para poder andar, blasfemias, burlas e insulto, respondía él rezando el Rosario en voz alta. Al llegar al lugar del sacrificio pidió poder terminar el Rosario y morir de frente, perdonando y bendiciendo a sus enemigos. Curiosamente se le concedió todo. Se puso el Rosario dentrode la boca, abrió los brazos en cruz y dijo: «Ya podéis disparar arar». Una descarga fulminante fue suficiente.Tenía 55 años de edad, 38 de vida religiosa y 31 de sacerdote.
Sus restos mortales fueron trasladados desde Calanda a Zaragoza al cementerio del Colegio de Santa Rosa (Misioneras Dominicas de Pamplona) y en 1962 descansan en el Convento-Colegio Cardenal Xavierre de Zaragoza.