Escrito por CELAM
Mensaje enviado por el Cardenal Peter K.A. Turkson, Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, al Presidente del CELAM y a los participantes en la Reunión General de Coordinación, realizada en Bogotá-Colombia, del 23 al 26 de julio de 2012.
Excmo. Mons. Carlos Aguiar Retes
Arzobispo de Tlalnepantla
Presidente del CELAM
Reciba mi más cordial y atento saludo. Le agradezco sinceramente la invitación que me ha dirigido para participar en este importante encuentro, al que desafortunadamente no me ha sido posible acudir. Le ruego transmita de mi parte y de parte del Pontificio Consejo «Justicia y Paz», el más atento saludo a cada uno de los participantes en esta Reunión General de Coordinación del CELAM que se llevará a cabo en Bogotá, del 24 al 26 de julio del presente año.
Sin duda que la inminente realización de la XIII Asamblea general ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre «La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana», será un estímulo para que todos los bautizados, en la comunión de la Iglesia y guiados por el ministerio del Santo Padre Benedicto XVI, puedan participar con mayor dedicación en la tarea específica de evangelizar, y proyecten en el mundo el propio testimonio de fe, realizando mediante el respeto y la promoción de la dignidad de cada persona, el verdadero bien de todos.
La riqueza de la experiencia y de la comunión de la Iglesia en América Latina, expresada en los aspectos y servicios que el CELAM ha ya identificado dentro de su plan global 2011-2015, y que serán desarrollados a través de las tareas de los diversos Departamentos, constituyen un valioso recurso para la Iglesia Universal, en respuesta a los desafíos contemporáneos que enfrenta la evangelización y a favor de una creciente conversión y solidaridad a partir de la comunión con Dios y con los hermanos. Al dirigir estas palabras, deseo manifestarles la cercanía y solidaridad personal y del Pontificio Consejo «Justicia y Paz», ante las específicas necesidades espirituales y materiales de las que he podido tener directo conocimiento al visitar algunas de las naciones de ese continente. Sabemos que desafortunadamente son numerosas las situaciones que ignoran la imagen de Dios presente en cada ser humano y que afectan de modo directo el desarrollo de una vida digna para los habitantes de esa región. Son de nuestra particular atención entre otras, aquellas que han sido ya identificadas por del Departamento de Justicia y Solidaridad dentro de los desafíos contemporáneos como: la necesidad de sólidos procesos de evangelización, la atención a las víctimas de la violencia, de la pobreza, de la desigualdad, de la exclusión, la carencia del pleno respeto de los derechos de cada persona, la falta de una conveniente relación con la creación - sobre todo ante los peligros presentes en la explotación agresiva de los recursos naturales como el caso de la Amazonia - y las diversas amenazas a la vida humana que ya han sido consideradas dentro de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Aparecida.
Sin embargo también reconocemos que el vasto desafío de la Nueva Evangelización y el llamado que hemos recibido a profundizar sobre nuestra fe, son una oportuna ocasión para redoblar los esfuerzos en las tareas que en el marco de la Misión continental cada Iglesia local efectúa, y que a la vez constituyen un llamado a la integralidad de la evangelización misma, que - como lo ha especificado el Santo Padre Benedicto XVI - "«no sería completa si no tuviera en cuenta la interpelación recíproca que en el curso de los tiempos se establece entre el Evangelio y la vida concreta, personal y social del hombre [...pues el] testimonio de la caridad de Cristo mediante obras de justicia, paz y desarrollo forma parte de la evangelización, porque a Jesucristo, que nos ama, le interesa todo el hombre" (ILNEVn. 132).
Así, aprovecho esta ocasión para invitarlos a considerar el próximo año 2013, como momento oportuno para profundizar la valiosa contribución que el magisterio del beato Juan XXIII nos ha legado en la encíclica Pacem in tenis, cuyas palabras de grande actualidad nos siguen advirtiendo que la "paz en la tierra, suprema aspiración de toda la humanidad a través de la historia, es indudable que no puede establecerse ni consolidarse si no se respeta fielmente el orden establecido por Dios" (PT n. 1).
Por ello auguramos que cada Iglesia local, en la permanente comunión con Dios y en la maduración de los propios procesos pastorales, pueda comunicar a sus miembros la plenitud de la vida divina del Maestro, y hagan así presente de manera constante el testimonio de comunión de los discípulos de Jesús en cada dimensión de la vida humana. Esperamos que los distintos procesos de formación de los fieles cristianos laicos y las acciones que en los distintos ámbitos de orden educativo la Iglesia realiza en todas las Naciones de esa región pueda incidir, con su cristiano testimonio dentro de cada comunidad, en la difusión de un humanismo nuevo (Cfr. CV n. 19), y en el mejoramiento de las condiciones de vida de la mayoría por la transformación de las situaciones más desprotegidas en situaciones cada vez más humanas.
Deseamos que la especial atención dedicada a los distintos desafíos y en particular al del pleno respeto de la dignidad humana en los nuevos rostros sufrientes de Cristo presentes en esas sociedades, permita la realización del desarrollo humano integral, fundado en la caridad en la verdad comunicada por Nuestro Señor Jesucristo. Será por ello también oportuno subrayar la conveniencia de que la conciencia de la dimensión misionera de la fe, se convierta para todos los cristianos, en una particular llamada a hacer presente la Iglesia en la sociedad y a acrecentar la comunión solidaria de las riquezas espirituales hacia las Iglesias más necesitadas dentro y fuera de ese Continente.
Rogamos al Señor que recompense con abundantes frutos la Misión continental actualmente en curso, misma que es sostenida con la generosa entrega cotidiana de cada uno de ustedes, mientras los encomendamos a Santa María de Guadalupe, Estrella de la Nueva Evangelización, para que les acompañe con su maternal cuidado.
Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz