Agosto 6: Beata María Francisca de Jesús (Ana María) Rubatto (1844‑ 1904) Fundadora de las Hermanas Capuchinas de la M. Rubatto. Beatificada el 10 de octubre de 1993, por Juan Pablo II.
Nació Ana María Rubatto en Carmagnola, hija de Juan Tomás y Catalina Pavesio, bautizada el 14 de febrero de 1844, séptima de ocho hijos. Crece en un ambiente de fe y caridad activa. Al quedar huérfana a los veinte años de edad, se traslada a Turín a vivir en casa de su hermana casada, y dedica el tiempo que le dejan los estudios, a la oración y a la caridad. Se entrega al servicio de los necesitados de toda clase, en los Oratorios de Don Bosco, la Piccola Casa della Providenza de don Cottolengo, el Hospital de San Juan, las Damas de San Vicente. Desde muy joven hizo voto de virginidad. Una mujer rica y piadosa, Mariana Scoffone, atraída por la bondad y el buen comportamiento de la muchacha, la tomó como hija adoptiva y la llevó a vivir consigo para compartir ratos de oración y buenas lecturas.
Al morir la señora Scoffone, regresó donde su hermana. En verano iba a Loano, donde se atrajo la estimación de todos por su servicialidad, ayudaba a los pescadores a remendar las redes, socorría a los enfermos y sacaba tiempo para atender a los niños de la calle para enseñarles los primeros elementos de la fe. Estando ocasionalmente en Loano, una piedra caída de una construcción hirió a un joven trabajador, ella se consagró a curarlo.
Providencialmente fue llamada a dirigir el hospital que se construía en el lugar donde la piedra hirió al joven trabajador. Fue la ocasión para fundar el nuevo Instituto religioso, las Hermanas Terciarias Capuchinas de Loano, con la finalidad de asistir a los enfermos en sus casas e impartir educación cristiana a la juventud.
El 23 de enero de 1885 tomó el hábito con otras compañeras, y el 17 de septiembre de 1886 hizo los votos religiosos con el nombre de María Francisca de Jesús. Su caridad la lleva a buscar la forma de atender a las necesidades de todos: pescadores, jóvenes campesinas que buscan trabajo en la ciudad, le encanta buscar soluciones nuevas para los problemas que se van perfilando al final del siglo. Alentada por el P. Angélico de Sestri Ponente, capuchino, se embarca para América y en Uruguay y Argentina funda escuelas, hospitales, ayuda en las misiones y toda clase de servicios. Invitada por los capuchinos a fundar una misión en la selva brasileña, ella misma acompaña a las primeras hermanas, que más tarde, estando ella aún viva, caen como protomártires de la Congregación.
Muere en Montevideo a los 60 años de edad después de haber gastado su vida al servicio del prójimo. Su cuerpo reposa en Montevideo, Uruguay. (Su fiesta se celebra el 8 de agosto).