San Sigfrido

Date: 
Domingo, Agosto 22, 2021
Clase: 
Santo

Cuando San Benito Biscop se hallaba ausente del monasterio, durante su quinto viaje a Roma, murió en Wearmouth San Esterwino, el abad coadjutor. Entonces los monjes, bajo la dirección de San Ceolfrido, abad coadjutor de Jarrow, eligieron al diácono Sigfrido. Según dice Beda, "era un hombre muy versado en la Sagrada Escritura, de admirable conducta y perfecta continencia. Desgraciadamente, su debilidad corporal contrastaba con su vigor mental y aquel hombre de corazón puro padecía de una dolorosa e incurable enfermedad de los pulmones." Tres años después de la elección de San Sigfrido, cuando San Benito había vuelto ya al monasterio, ambos santos cayeron gravemente enfermos. Comprendiendo que iban a morir, quisieron tener una última conversación sobre su propio estado espiritual y el de sus monjes. Así pues, los religiosos trasladaron a San Sigfrido en unas parihuelas a la celda de San Benito y le recostaron en el lecho de éste. "Las cabezas de ambos reposaban en la misma almohada"; pero estaban tan débiles, que los monjes hubieron de ayudarlos para que se diesen el beso de paz. Después de consultarlo con San Sigfrido, San Benito mandó llamar a San Ceolfrido y le nombró abad de los dos monasterios para que la paz, la unidad y la concordia reinasen entre ambos. Dos meses más tarde, San Sigfrido, "habiendo pasado por el fuego y el agua de la tribulación temporal, fue transportado al sitio de su eterno descanso. De sus labios sin mancha brotaron las alabanzas del Señor y así pasó a la mansión del rey del cielo." Fue sepultado en la iglesia abacial de San Pedro, junto a su maestro San Benito y su predecesor San Esterwino.
Todos estos datos proceden de la Historia Abbatum de Beda y de la historia anónima del mismo nombre. Véanse el texto y las notas de Plummer. Es muy difícil determinar hasta qué punto se puede considerar como santos a Sigfrido y otros varones de Dios, ya que no quedan huellas de ninguna conmemoración litúrgica y su nombre no figura siquiera en los calendarios eclesiásticos. Cf. Stanton, Menology, p. 405.

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