Beato Constantino Fernández Alvarez

Date: 
Sábado, Agosto 28, 2021
Clase: 
Beato

Nació el día 7 de febrero de 1907 en La Vecilla de Curueño (León). En el mes de septiembre de 1917 ingresó en la Escuela Apostólica de Solsona (Lérida) atraído por el consejo y ejemplo de su tío el Padre Ramón Fernández Tascón y un hermano suyo, Ramón. Pasa el tiempo, y en el verano de 1924 fue trasladado al Convento de Predicadores de Valencia para continuar la carrera eclesiástica en el Estudio General de la Provincia con clara inteligencia e inclinación al estudio.
Fue ordenado presbítero el 10 de noviembre de 1929, y acabada la carrera eclesiástica es destinado al Pontificio Ateneo "Angelicum" de Roma donde obtuvo el Doctorado en Teología y allí ejerció la docencia.

Regresó a Valencia dedicado a la enseñanza de la teología Moral y al apostolado de la pluma. No tabía cumplido aún los 30 años. Su actividad docente se completaba con la de escritor de artículos científicos y literarios

Unos días antes de estallar la revolución estaba en su pueblo natal y se empeñó en regresar a Valencia donde llegó el día 16 de julio. . Al llegar la revolución se consideraba seguro en el convento, pero con todos los demás tuvo que dejarlo. Sin embargo nunca creyó que la situación fuese tan grave. El 19 por la tarde abandonó el Convento y se refugió en un piso de una familia amiga. Avanzado el mes de agosto fue detenido en el portal de una casa a donde iba a celebrar Misa y se lo llevaron a la cárcel Modelo. Allí, un sacerdote diocesano, que se salvó de la muerte, encargado de la biblioteca de la cárcel, le proporcionaba libros de Derecho y el 29 de agosto le consiguió una Hostia consagrada No lisimulaba su condición de religioso, por lo que identifica­lo como tal fue llevado a la Cárcel Modelo de Valencia. Intentó valerse de su condición de profesor en Roma para conseguir la extradición, pero sin resultado alguno.

Sufrió nucho ante el hecho de ver sacar de la cárcel por la noche los detenidos para fusilarlos. A pesar de la angustiosa incertidumbre en que vivían los presos, mantuvo una religiosa serenidad, siendo modelo de confianza en Dios y abnegación de sí mismo. La noche en que lo sacaron, acababa de recibir la Sagrada Comunión a escondidas. Poco des­pués fue fusilado en las afueras de la ciudad. Hacia las once de la noche lo mataron.

Sus restos fueron depositados en la cripta lateral del altar de Santo Domingo en la Basílica San Vicente Ferrer de Valencia.

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