2012-08-30 L’Osservatore Romano
Génova, 29.
«Es la hora de una solidaridad previsora, de la concentración absoluta en los problemas prioritarios de la economía y del trabajo, de la refundación de la política y de los procedimientos participativos, de la reforma del Estado: problemas que tienen como centro a la persona y suponen el desarrollo necesario de esta». En la homilía pronunciada esta mañana con ocasión de la solemnidad de la Virgen de la Guardia, el cardenal arzobispo de Génova y presidente de la Conferencia episcopal italiana (Cei), Angelo Bagnasco, ha vuelto a hablar de la «grave coyuntura económica» y de sus consecuencias para las familias. «Es inútil ocultarnos que en el corazón tenemos el peso de la crisis que atenaza —dijo el purpurado— y el pensamiento corre al trabajo de quien lo tiene y espera mantenerlo, de quien lo busca y no logra encontrarlo, y de quien lo ha perdido».
En la homilía, titulada Una sociedad cohesionada y solidaria, el purpurado lanzó un llamamiento: «Es posible salir de la crisis, que tiene costes altos para familias, jóvenes, adultos y pensionistas, pero sólo “unidos”. En efecto, únicamente “unidos” se afrontan también las pruebas más duras: si las personas se sienten solas ante las dificultades, se deprimen y se rinden, terminan en los márgenes de la vida, presa fácil de lo peor; y ya se sabe que, sin trabajo y en la incertidumbre, el mal tiene un juego fácil». La Iglesia «hace un llamamiento a la responsabilidad de todos en la sociedad para que prevalezca el bien general sobre cualquier otro interés».