2012-09-03 Radio Vaticana
(RV).- “Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero”. Las palabras del salmista pueden resumir toda la existencia de este generoso y fiel pastor de la Iglesia". Así testimonia el mensaje del Papa la figura emblemática del cardenal Carlo Maria Martini. El mensaje fue leído en la catedral de Milán ayer tarde en nombre del Papa por su enviado el cardenal Angelo Comastri, al comienzo del rito exequial del que fue por 22 años arzobispo de la diócesis ambrosiana.
Una multitud serena y silenciosa vino dar el último saludo al querido cardenal. Decenas y decenas de obispos y cardenales dentro del templo, personalidades del mundo de la política, de la cultura, de las finazas. 20 mil personas llenaron la plaza del Duomo para celebrar el compromiso y la palabra de un prelado que llegaba a todos. Fue un funeral solemne y sentido precedido de un interminable fin de semana en el que 200 mil creyentes y no creyentes vinieron a rendir su homenaje a este hombre de Dios y del diálogo.
En la homilía el cardenal Scola, arzobispo de Milán, recordó que el cardenal Martini nos deja no sólo un testamento espiritual, sino que su herencia está en su vida y en su magisterio centrado en la Palabra de Dios.
Eligió la frase para poner encima de su tumba sacada del Salmo citado ya por el Santo Padre: “Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero”. De esta manera él mismo nos ha dado la clave para interpretar toda su existencia y su ministerio.
Del afecto testimoniado por la impresionante multitud de personas que han pasado estos días por la catedral para despedirse del padre (así le gustaba que le llamasen), se hizo eco y portavoz el cardenal Dionigi Tettamanzi, que le sucedió en la cátedra de Ambrosio.
Nosotros te hemos amado por tu sonrisa y por tu palabra, por haberte inclinado ante nuestras fragilidades y por tu mirada capaz de vez en la lejanía. Por tu fe en los días de alegría y en los de dolor, por el arte que tenías en escuchar y dar esperanza a todos, a todos.
Al final de la celebración, tuvo lugar privadamente el entierro de los restos del cardenal Martini que han sido dispuestos en la nave izquierda de la catedral, bajo la cruz de san Carlo Borromeo.
(ER – RV)
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Milán se ha paralizado esta tarde para dar el último saludo a Carlo Maria Martini fallecido el pasado viernes. Un abrazo compungido y agradecido de toda la ciudad al que fuera durante 22 años su arzobispo, un hombre de Dios y del diálogo abierto con todos. A las cuatro, en la catedral de Milán se han celebrado las solemnes exequias que han sido presididas por el arzobispo de la diócesis ambrosiana cardenal Angelo Scola. El enviado del Papa el cardenal Angelo Comastri, vicario de Su Santidad para la Ciudad del Vaticano antes de la misa ha leído el mensaje del Pontífice.
***“Queridos hermanos y hermanas
En este momento deseo expresar mi cercanía, con mi oración y cariño, a toda la Archidiócesis de Milán, a la Compañía de Jesús, a los familiares y a todos aquellos que han estimado y amado al Cardenal Carlo María Martini y han querido acompañarlo para este último viaje.
«Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero» (Sal 119[118], 105): las palabras del Salmista pueden resumir toda la existencia de este Pastor generoso y fiel de la Iglesia. Fue un hombre de Dios, que no sólo estudió la Sagrada Escritura, sino que la amó intensamente, e hizo de ella la luz de su vida, para que todo fuera «ad maiorem Dei gloriam», para la mayor gloria de Dios.
Y precisamente por ello fue capaz de enseñar a los creyentes y a los que están en búsqueda de la verdad, que la única Palabra digna de ser escuchada, acogida y seguida es la de Dios, porque indica a todos el camino de la verdad y del amor. Lo fue con una gran apertura de espíritu, sin rechazar nunca el encuentro y el diálogo con todos, respondiendo concretamente a la invitación del Apóstol de estar «siempre dispuestos a responder a cualquiera que les pida razón de la esperanza que ustedes tienen. » (1 Pt 3,15).
Lo fue con un espíritu de caridad pastoral profunda, según su lema episcopal, Pro veritate adversa diligere, atento a todas las situaciones, especialmente a las más difíciles, cercano, con amor, hacia el que estaba en la confusión y desaliento, en la pobreza y en el sufrimiento.
En una homilía de su largo ministerio al servicio de esta archidiócesis ambrosiana oró de este modo: "Te pedimos, Señor, que hagas de nosotros agua de manantial que brota para los demás, pan partido para los hermanos, luz para los que caminan en las tinieblas, vida para los que andan a tientas entre las sombras de la muerte. Señor, sé la vida del mundo. Señor, guíanos hacia tu Pascua. Juntos caminaremos hacia ti, llevaremos tu cruz, gustaremos la comunión con tu resurrección. Contigo caminaremos hacia la Jerusalén celestial, hacia el Padre "(Homilía del 29 de marzo de 1980).
El Señor, que ha guiado al cardenal Carlo Maria Martini en toda su vida acoja a este incansable servidor del Evangelio y de la Iglesia en la Jerusalén del Cielo. A todos los presentes y a los que lloran su pérdida, llegue el aliento consolador de mi bendición.
***La ceremonia exequial ha podido ser seguida desde el exterior de la catedral por miles de fieles a través de varias pantallas gigantes instalas en las calles adyacentes al templo.
El cardenal Martini será enterrado en la misma catedral, en una ceremonia privada. Las puertas de la catedral han permanecido abiertas casi todo el fin de semana para permitir el homenaje popular que le ha rendido Milán Italia y el mundo católico y laico. Según cálculos del arzobispado ante el féretro del cardenal Martini han pasado más de 200 mil personas.
(Cecilia de Malak y Eduardo Rubió - RV)