A propósito del VI Informe Presidencial

Escrito por  Mons. Rogelio Cabrera López

Que, el C. Felipe Calderón Hinojosa, presidente constitucional de México, rinda su VI y último informe de gobierno es parte importante de sus tareas. A los ciudadanos nos corresponde escuchar y analizar la información recibida.

El día de ayer fue entregado el VI informe al Congreso de la Unión por  el secretario de Gobernación.

Debemos recibir este informe con mucha objetividad, sabiendo, que al mismo tiempo es el último y por lo tanto el que sintetiza toda su actividad a lo largo del sexenio. En él conoceremos las condiciones  en las que se entrega al próximo gobierno. Es informe que nos involucra a todos, no podemos ser indiferentes. Es el México en el que vivimos. Valdría la pena preguntarnos ¿qué México deseamos? Y ¿Cómo podemos comprometernos como ciudadanos?.

Mucho se ha hablado en el sexenio sobre de Derecho y Seguridad. Y, es verdad, que todavía falta mucho por hacer, pero los pasos se han dado, esperamos que siga el apoyo y la responsabilidad para hacer frente al crimen organizado porque éste es un cáncer en la sociedad y afecta seriamente a su desarrollo.

En materia de educación,  se sigue apostando por la calidad. A propósito que, el próximo 8 de septiembre, se celebra el día internacional de la alfabetización, nos anima que haya más alfabetizados como  garantía de desarrollo. La educación del pueblo es el mejor patrimonio social.

Como Iglesia agradecemos el servicio que ha prestado nuestro Presidente, sabiendo que no ha sido tarea fácil, sin embargo como nos los recuerda la doctrina social de la Iglesia fundamentada en la Sagrada Escritura: “La oración por los gobernantes, recomendada por San Pablo durante las persecuciones, señala explícitamente lo que debe garantizar la autoridad política: una vida pacífica y tranquila, que transcurra con toda piedad y dignidad (1Tm 2,1-2)”. (381). La percepción de los ciudadanos es plural. Cualquiera que sea el balance o la opinión o el análisis sobre el desempeño del gobierno, el Presidente ha hecho lo mejor que fue posible.

Una vez que la elección ha sido convalidada se debe preparar la transición al próximo sexenio. Para el  Presidente electo la situación será complicada, ya que muchos ciudadanos no comparten la decisión electoral. Sólo el diálogo entre los líderes de la política y el equilibrio de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, podrán salvar el rumbo de la nación. La oposición no debe generar indisposición para la colaboración en la causa del país.

Es importante recordar en cada momento que: “La comunidad política encuentra en la referencia al pueblo su auténtica dimensión: ella « es, y debe ser en realidad, la unidad orgánica y organizadora de un verdadero pueblo ». El pueblo no es una multitud amorfa, una masa inerte para manipular e instrumentalizar, sino un conjunto de personas, cada una de las cuales —« en su propio puesto y según su manera propia »  — tiene la posibilidad de formar su opinión acerca de la cosa pública y la libertad de expresar su sensibilidad política y hacerla valer de manera conveniente al bien común. El pueblo « vive de la plenitud de vida de los hombres que lo componen, cada uno de los cuales... es una persona consciente de su propia responsabilidad y de sus propias convicciones ». Quienes pertenecen a una comunidad política, aun estando unidos orgánicamente entre sí como pueblo, conservan, sin embargo, una insuprimible autonomía en su existencia personal y en los fines que persiguen”.(DSI 385). Así aunque pensemos distinto debemos trabajar juntos por el bien del país.

Los partidos políticos deberán aprender de lo que ocurrió en el proceso electoral. Que las leyes y normas elctorales se adecúen para que se corrijan los muchos errores y vacíos que se descubrieron.

+Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Tuxtla
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