Sentido de la cruz de los cristianos en su configuración con Cristo

Escrito por  Mons. Fernando Mario Chávez Ruvalcaba

Homilía XXIV Domingo Tiempo Ordinario Ciclo B

1.-  INTRODUCCIÓN.

El evangelio de San Marcos que hemos proclamado en este domingo, es un momento verdaderamente culminante, en el proceso de la revelación de Cristo, como Mesías salvador, por el camino de la cruz,  signo profundo de su amor e inmolación por todos los hombres para rescatarlos del sufrimiento, enfermedades y la misma muerte. Cristo no quiere la muerte de los pecadores, sino que se conviertan y vivan. Nos revela el sentido profundo de su entrega en la cruz como expresión suprema del amor con el cual restaura, las relaciones con Dios, con el hombre mismo, con los semejantes y con la creación, rotas por el hecho doloroso de los pecados.

Adentrémonos en el sentido o significado de la cruz de Cristo, para poder entender con el impulso de la gracia divina, cuál debe ser el sentido de la cruz en la vida de los cristianos, en la necesaria configuración con el Señor, sin la cual no es posible conquistar el premio de la gloria hacia donde se encamina nuestra existencia presente y futura.

2.-  LA CRUZ DE JESÚS Y LA CRUZ DE LOS CRISTIANOS.

En el plan de Dios que Cristo revela para lograr la salvación, la cruz de la inmolación y el sufrimiento, son parte esencial del mensaje cristiano. Simple y sencillamente no puede haber salvación sin la cruz que conduce luego a la posesión plena de la libertad y de la felicidad trascendentes. Conocemos, pero no hemos podido realizar en nuestras vidas debido a nuestra flaqueza, lo que significa la pascua de Jesús como “paso” o “tránsito” de este mundo a la felicidad de la resurrección. Por la cruz vamos a la posesión del gozo de la vida íntegra y perfecta.

Jesús enseñó con anticipación y claridad lo que significaba para él ser entregado en manos de sus enemigos, padecer y  morir para resucitar. Ante este mensaje avalado con la entrega constante de su vida, el evangelio de hoy, nos narra, cómo Pedro se escandalizó del anuncio que Cristo les comunicaba. Era para Pedro y demás discípulos algo extraño, inaceptable, algo que repugna a la naturaleza humana que tiende siempre al bienestar y seguridad de este mundo.

Dice el evangelio de Marcos: “Luego se puso a explicarles que era necesario que el Hijo del hombre padeciera mucho, que fuera rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que fuera entregado a la muerte y resucitara al tercer día. Todo esto lo dijo con entera claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y trataba de disuadirlo. Jesús se volvió, y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro con estas palabras: ¡Apártate de mí, Satanás! Porque tú no juzgas según Dios, sino según los hombres!”.

Con lo dicho anteriormente, vislumbramos el camino de Jesús. Camino de entrega incondicional para la gloria de Dios,  la salvación de los hombres y del universo asociado a la suerte de la humanidad. Camino  que Dios  marca y establece a través de la entrega dolorosa de su Hijo hecho hombre. Si Dios es Amor por excelencia, la cruz del sufrimiento y la muerte, se descubren con los ojos de la fe, como signo vivo y eficaz de nuestra adoración a Dios, Uno y Trino, en el esplendor del amor crucificado para adquirir el triunfo de la resurrección.

3.-  CONCLUSIÓN Y EXHORTACIÓON FINAL.

En este valle de lágrimas, la cruz amorosa y redentora de Jesucristo, el Señor, vale para todos y cada uno de nosotros. Nuestra fe como luz y don de Dios, nos lleva a estar dispuestos a tomar nuestra cruz de cada día para seguir a Jesús y de esta manera dar identidad cristiana a nuestro modo de vivir en el espacio y el tiempo de nuestro paso por este mundo. Cristo no ama ni quiere que nosotros amemos el dolor, las enfermedades y la muerte en sí mismos. Esto no tiene ningún sentido y es absurdo. La plenitud del amor divino y humano de Cristo es la clave para entender y vivir lo que significa el sentido de nuestros dolores y sufrimientos y dar la cara con fortaleza y consuelo, a la muerte inevitable para todos y cada uno de nosotros.

¡Pidamos a Cristo en esta Eucaristía, sacramento que nos une a él y a todos los hombres, que nos ayude a captar cada día y de manera mejor, el sentido de nuestra cruz y obtener del Señor, las gracias que necesitamos para darle sentido auténtico, eficaz y fecundo con nuestras obras de cada día!...

Ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas, a 16 de septiembre de 2012.

+  Fernando Mario Chávez Ruvalcaba
Obispo Emérito de Zacatecas
Noticia: 
Nacional