A esta María se la venera como la primera monja en la orden de Nuestra Señora de la Merced (mercedarias). Fue la hija de un noble catalán, natural de Barcelona, y se dice que nació cuando sus padres llevaban muchos años de casados sin tener hijos y luego de fervientes plegarias a san Pedro Nolasco, a quien se acredita la fundación de esa orden. Fue un sermón del mercedario Bernardo Corbaria sobre las penurias y ultrajes que sufrían los cristianos esclavos a manos de los moros y sarracenos, el que despertó la piedad de la joven y la indujo a consagrar su vida a aquella causa. En 1265, se unió a una comunidad de mujeres que vivían bajo la dirección de Bernardo y reforzaban la obra de los Mercedarios con sus plegarias. Aquellas mujeres llegaron a formar una tercera orden regular de Nuestra Señora de la Merced, y María Cervellón fue su primera priora. La asiduidad de sus oraciones y la generosidad con que prodigaba sus obras de caridad, le valieron el sobrenombre de María de Socós (María del Socorro), como se la conoce hasta hoy entre el pueblo de España, donde se la venera también como patrona de los marineros, especialmente de los que se hallen en peligro de naufragar. Santa María murió en Barcelona en 1290. Muchos fueron los milagros que se obraron en su tumba, y su culto fue confirmado en 1692.
Una breve biografía escrita en latín por Juan de Láes y Guillermo Vives, se halla impresa en Acta Sanctorum, sept. vol. vtr, pero su carácter apócrifo es reconocido ahora por los investigadores más serios. Lo cierto es que la historia de María del Socorro llegó a mezclarse con las evidentes falsedades que se inventaron para dar un carácter sensacionalista a los primeros pasos de la Orden de Mercedarios (cfr. la extensa nota final a san Pedro Nolasco). Fue en la obra Vida de María de Cervellón, 1639, de Esteban de Corbera, donde aparecieron muchos de los supuestos documentos y el relato de los «hechos maravillosos» que, en realidad, son muy sospechosos.
fuente: «Vidas de los santos», Alban Butler