2012-09-21 L’Osservatore Romano
El verdadero rostro del islam no corresponde al que muestran los fundamentalistas. El creyente musulmán es con prevalencia moderado, y gracias a su religiosidad puede intuir si un interlocutor acude a hablar en nombre de Dios o a propagar ideas vacías. Es una de las reflexiones que expresa, entrevistado por nuestro periódico, el arzobispo Angelo Becciu –sustituto de la Secretaría de Estado–, junto a una convicción que ha tenido confirmación evidente en el interés y en el respeto con que los líderes musulmanes han acogido a Benedicto XVI en Líbano. En la entrevista el prelado –que, como es habitual, ha acompañado al Pontífice en el viaje– insiste también en la valentía del Papa en un contexto difícil y dramático como el actual.
Las jornadas libanesas de Benedicto XVI se recordarán por más de un motivo. Habiéndolas vivido tan de cerca, ¿que percepción ha tenido de ellas?
Se trata de un viaje histórico. Igual que fue histórico el de Tierra Santa en 2009. En esta ocasión además el Papa nos ha dado un ejemplo de valentía verdaderamente impresionante. Con el agravamiento de la situación en Siria y la sucesión de las manifestaciones violentas en otros países cercanos se habría podido pensar que la elección más lógica y de sentido común era la cancelación del viaje a Líbano. En cambio Benedicto XVI, como explícitamente declaró a los periodistas que le acompañaron, nunca pensó en renunciar a su proyecto, convencido de que riesgos y peligros no deben ser obstáculo para quien lleva el anuncio de la paz del Evangelio.
Mario Ponzi