CATEQUESIS DE JESUCRISTO SOBRE EL SERVICIO- AMOR HACIA NOSOTROS Y A NUESTRO PRÓJIMO (Mc. 9, 30-37).
Jesucristo quiere que sus discípulos y nosotros entendamos muy claro el sentido de su muerte y resurrección, para esto realizó varios milagros, nos revela su verdadera identidad de ser el verdadero Hombre – Dios entre nosotros y para nosotros. Hoy quiere que también nosotros comprendamos el sentido más importante de su muerte y resurrección: el servicio – amor hacia nosotros (San Juan Crisóstomo, Homilías sobre el Evangelio de San Mateo 58, 1).
Servicio - amor que nos invita a realizarlo con la auténtica sabiduría que proviene de Dios (Sant. 3, 17). Por eso Jesucristo instruye y educa con detenimiento y gran cuidado a sus discípulos. Sabiduría es una virtud que sabe valorar cada persona y cada cosa en su justo lugar; sabiduría que es el indicador más correcto de nuestra conducta diaria; Servicio que nos motiva a crecer como un árbol, teniendo en cuenta primeramente nuestras raíces y después fortificarla con la sana doctrina que nos llevará a servir a Dios y a nuestros hermanos con todo nuestro amor y nuestra caridad (San Agustín, Discursos 117, 10,17; ).
Servicio que nos enseña a vivir con los demás y a servirlos con auténtica humildad (San Gregorio de Nisa, Fin, profesión y perfección del cristiano). Servicio que nos constituye en promotores de la paz y la reconciliación en nuestra sociedad; servicio que encuentra muchas dificultades en su realización. Pues la gente, con este modo de vivir del discípulo servidor y sabio, es cuestionada fuertemente en su manera de vivir, y llega a tomar la decisión, en lugar de imitarlo, hacerlo a un lado o desacreditarlo con razones aparentemente honestas, haciéndolo pasar por un impostor que Dios mismo descalifica, pero el que sirve de semejante manera a sus hermanos encuentra en Cristo, su apoyo y su fortaleza.
Servicio que se manifiesta con una mirada de bondad, inocencia reflejada en los niños: “el que reciba en mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe”. Mirada de bondad que nos lleva a apartar las deficiencias de nuestro hermano y a resaltar sus cualidades y virtudes. Y así buscar ganarlo y llegar a tratarlo como verdadero amigo y hermano.
Hermanos lo más importante de nuestra vida cristiana es que encarnemos en nuestra propia vida, esta actitud permanente de servicio - amor a Dios y a los hermanos: “Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”. Sólo así creceremos y daremos frutos de vida eterna.