Sin rodeos, si o no con Jesucristo

Escrito por Mons. Pedro Pablo Elizondo Cárdenas

Mensaje dominical de Mons. Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, L.C.

Me encontré el otro día una manta que estaba invitando a la reunión de un predicador, y decía “ven por tu milagro, aquí repartimos milagros”. ¿Tú crees que haya muchos milagros tan fácilmente? ¿Por qué el Padre Pío hacía muchos milagros? Dicen que la Madre Teresa y el papa Juan Pablo II hacían muchos milagros. Lo que dice la Sagrada Escritura es que la oración del justo puede conseguir muchas cosas de Dios, y eso es lo que pensamos y creemos en la Iglesia católica, que si una persona es muy santa en todos los sentidos –y de hecho los santos que están en el Cielo interceden–, es escuchada por Dios más que los que no somos santos. Eso es lo que creemos, en la comunión de los santos.

Hay que ver la verdad

En una ocasión, un señor se levantó, pudo caminar, pero al día siguiente, fue a hablar con el señor que ‘lo hizo caminar’, y cuando le pidió la devolución de sus veinte mil pesos se sorprendió con la respuesta: ‘yo ya te curé ayer’. Si esto no viene de Dios, ¿de dónde viene? ¿Es un engaño?, ¿un abuso?, ¿es del demonio? ¿O de quién será? Lo que dice Jesucristo es que si en mi nombre ellos expulsan a los demonios no hay que prohibírselos. Lo que nos quiere decir Jesucristo es que, no porque no son de nosotros los podemos descartar o descalificar, sino que hay que ver la verdad, la veracidad, tanto del hecho como de la santidad de la persona a la que se atribuye un favor. La Iglesia reconoce los milagros después de un análisis exhaustivo médico y moral, y después de descalificar cualquier intervención física, explicable, científica, si no hay explicación y hay una intercesión expresa, reconoce los milagros.

Muy decididos, y muy tajantes

“Si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela”, “si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo…”. Al pie de la letra, literalmente, no se puede tomar esta enseñanza, pues tiene algo más profundo, más significativo, más específico. Jesucristo nuestro Señor nos quiere decir que hay que ser muy decididos y muy tajantes frente a la ocasión de pecado; no jugar con la tentación, no dialogar con ella ni exponerse a ella, no confundirse con ella; ser claro, ser decidido frente a lo que parece bonito, precioso, engañoso; ser tajante: ¡no! Hacer una opción, estoy con Cristo o estoy contra Cristo. Si estoy con Cristo, entonces tengo que rechazar las cosas que el mundo me propone como buenas pero que Jesucristo dice que no. Tiempo de decisión, de opciones claras, tajantes, libres, personales y razonadas; no de contemporizar, no de jugar, no de ser incoherentes, no de querer combinar y manipular lo que es muy claro. Esto enseña la fe católica, lo tomas o lo dejas.

+ Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, L. C.
Obispo prelado de Cancún-Chetumal
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Nacional