Paolo Gabriele “Il Corvo”

“Paoletto”, como era conocido el ex mayordomo del Papa Benedicto XVI pasará muy pronto a las pantallas del cine como el traidor de Su Santidad. Más de un millar de documentos reservados le fueron incautados, cartas autógrafas, informes de Cardenales, notas manuscritas que debieron ser destruidas, todo esto se encontró en su casa. En el 2006 se le confió un cargo de grandísima confianza. Asistía a la misa con el Papa cada mañana, organizaba su ropa y sus asuntos personales. Era el primero en llegar a su estancia y el último en retirarse. Mientras que los millones de peregrinos que llegan a Roma se tienen que conformar con ver apenas una especie de borrón color blanco moviéndose a cientos de metros, después de esperar largas horas bajo el sol, Paolo se tropezaba con el Papa por los pasillos. ¡Qué privilegio! Según el acusado lo hizo por “Inspiración del Espíritu Santo” y movido por su entrañable amor a la Iglesia, para librarla de “la corrupción”. Aunque ya fue condenado a 18 meses de cárcel, seguramente llegará el momento de saber por cuántas monedas de plata vendió la confianza depositada en él. (Corruptio optimi pessima) “La corrupción de los mejores es la peor”.

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