Dos enseñanzas del Sínodo para nuestra vida

Escrito por Mons. José Luis Chávez Botello

El Sínodo de los Obispos es una verdadera escuela de fe; los contactos, experiencias y reflexiones están cargadas de enseñanzas. Quiero compartir hoy dos enseñanzas que considero importantes y oportunas en este momento que vivimos en México y en Oaxaca: 1- Atender siempre al cuerpo total y 2- Dar prioridad a la interioridad.

1-Atender siempre al cuerpo total. Cuidar la salud y fortaleza del todo el cuerpo social y eclesial siempre beneficia todos; el descuidarla, daña a todos; en nada ayuda fincar nuestra superación y progreso en que les vaya mal a los que piensan o tienen posturas diferentes a nosotros; en la búsqueda del bien personal o de grupo habrá que preferir lo que beneficie también al cuerpo total o al menos que no lo dañe, ya sea la familia, pequeña comunidad o una región. Esto comporta cultivar las actitudes de escucha, de participación y de servicio.

Cómo nos está ayudando escucharnos y compartir desde el corazón Obispos representantes de todos los países donde está presente la Iglesia Católica; me hizo mucho bien escuchar a Obispos del Oriente y de África que en medio de la violencia y de persecución dan testimonio de fortaleza, de fidelidad a Jesucristo y entrega de la vida; igualmente la tenacidad y esperanza de Obispos europeos por sostener la fe y dar seguridad a los fieles en contextos agresivos debido al materialismo y relativismo que impulsan la descristianización y dificultan la misión de la Iglesia. La referencia a la Iglesia Universal, el compartir como parte del mismo cuerpo eclesial bajo la guía del Santo Padre a todos nos fortalece y da esperanza

2- Dar prioridad a la interioridad. De muchas maneras los Obispos han señalado la prioridad y urgencia de fortalecer la interioridad; esto comporta cultivar la oración, la espiritualidad y la contemplación como el espacio y camino eficaz para escuchar a Dios y permitir nos transforme desde dentro por su Espíritu; es el camino de la restauración y de la renovación profunda de la persona, la manera de reencontrarnos y de fortalecer nuestra identidad de personas y de cristianos. Cuando entramos a nuestra interioridad y allí escuchamos a Dios, nos sentimos mejor, experimentamos la paz interior, estamos más dispuestos a abrirnos a los demás y a servir.

En el sentido de estas dos enseñanzas fue palpable el testimonio de invitados de otras Iglesias no Católicas a este Sínodo; el arzobispo primado de la Iglesia Anglicana, el patriarca ortodoxo de Constantinopla y un pastor luterano expresaron varias veces cómo el Concilio Vaticano ll hizo mucho bien a sus respectivas Iglesias al estimularlas también a emprender un camino de revisión, de conversión y de renovación; de allí su participación sentida y constructiva, la unidad en la oración por los frutos de este Sínodo que confían beneficiarán a otras Iglesias y a la misma sociedad.

Cómo mejoraría nuestro país y nuestro Estado de Oaxaca si los diferentes sectores, partidos políticos, profesionistas y líderes de todos los ámbitos tuviéramos siempre en cuenta el bien de toda la sociedad y, al mismo tiempo, la defensa y fortalecimiento de nuestra identidad como mexicanos y de nuestras culturas concretas. Los católicos fortaleceríamos nuestra fe y aportaríamos más a la sociedad si cuidáramos más el bien de nuestra parroquia como órgano vivo de la Diócesis y de la Iglesia Universal.

Nunca lo olvidemos, todos los miembros del cuerpo se benefician cuando un órgano recobra la salud o se fortalece; los hijos se benefician cuando a su familia le va bien; una familia se beneficia cuando a sus vecinos o a su comunidad les va bien; Oaxaca se beneficiará siempre que al país le vaya bien.

Pongamos en práctica estas dos enseñanzas; erradiquemos la división y enfrentamientos, la oposición destructiva y la marginación, el individualismo y el egoísmo agresivo que siempre nos dañan e impiden el auténtico progreso de las comunidades y la superación personal.

Mi oración por todos ante la tumba del apóstol Pedro. Con mi bendición.

+ José Luis Chávez Botello
Arzobispo de Antequera Oaxaca

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