Lecturas del Miercoles, Vigésima novena semana del Tiempo Ordinario, Ciclo B

Pastoral: 
Litúrgica
Date: 
Mié, 2012-10-24

I. Contemplamos la Palabra

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3,2-12:

Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor vuestro. Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio, del que os he escrito arriba brevemente. Leedlo y veréis cómo comprendo yo el misterio de Cristo, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y participes de la promesa de Jesucristo, por el Evangelio, del cual yo soy ministro por la gracia que Dios me dio con su fuerza y su poder. A mí, el más insignificante de todos los santos, se me ha dado esta gracia: anunciar a los gentiles la riqueza insondable que es Cristo, aclarar a todos la realización del misterio, escondido desde el principio de los siglos en Dios, creador de todo. Así, mediante la Iglesia, los Principados y Potestades en los cielos conocen ahora la multiforme sabiduría de Dios, según el designio eterno, realizado en Cristo Jesús, Señor nuestro, por quien tenemos libre y confiado acceso a Dios, por la fe en él.

Is 12,2-3.4bcd.5-6 R/. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes del Salvador

Él es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R/.
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R/.
Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti el santo de Israel.» R/.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12,39-48:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.»
Pedro le preguntó: «Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?»
El Señor le respondió: «¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda en llegar", y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.»

II. Compartimos la Palabra

En la primera lectura de este miércoles Pablo nos habla de cómo él comprende el misterio de Dios. O como él mismo dice al final de la lectura tenemos “acceso a Dios por medio de la fe en él” El acceso a Dios es el tema del pasaje de la carta que Pablo les envía a los cristianos de Éfeso. Acceder a Dios es acceder al misterio de Dios. Acceder significar entrar, acercarse… a algo o Alguien. El acercarse a Dios, al misterio de aquello que nos quiere decir personalmente, es sólo posible, según Pablo, por medio de la fe en Jesucristo. La fe en Cristo, por tanto, es el medio para acceder a Dios.

Acceder a Dios es conocer a Dios. Para conocer a Dios hemos de tener un trato con Él. Es imposible conocer a una persona si no se trata con ella. Conocer a una persona es comprometerse con esa persona, es cuidar de la relación, ser fieles y honestos con quien estamos conociendo. Lo mismo con Dios. Conocer a Dios es tratar a Dios por medio de la oración, de la Palabra de Dios y de los sacramentos; conocer a Dios es tratar con y a los otros con caridad.

En el evangelio encontramos un consejo de Jesús: “estar preparados, listos” ¿para qué? Para lo que pida el Señor… Dicho con otras palabras: estar preparado es ser fiel a Dios. Tenemos la mala costumbre de pedir y sólo pedir a Dios. Pero Dios también pide. En este evangelio, Jesús expresa una petición de Dios para todos nosotros: estar preparados. Normalmente cuando decimos estar preparados, hacemos referencia a algo que esta por venir. Es decir, estar preparados para algo en un futuro relativamente cercano. Curiosamente, “estar preparado” en la Biblia tiene un matiz más presente que futuro. Estar preparados significa estar haciendo ahora, en nuestra vida, aquello que Dios nos pide a cada uno de nosotros a través de nuestra vida cotidiana.

Tenemos la tendencia a posponer, a dejar las cosas para mañana; mañana cambiaré esto, mañana oraré un poco más…. Mañana, mañana, mañana… Mañana es tarde…. Jesús nos está diciendo en este evangelio algo que expresa de maravilla un dicho popular: “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”

Celebramos hoy la memoria de San Antonio María Claret, fundador de los claretianos. Tiene una bella oración con la que podemos orar hoy: "Haz, Señor, que ardamos en caridad y encendamos un fuego de amor por donde pasemos; que deseemos eficazmente y procuremos por todos los medios contagiar a todos de tu amor”.

Fray José Rafael Reyes González
Convento de San Clemente - Roma