EN EL Líber Pontificalis se dice que San Zósimo era griego por nacimiento e hijo del presbítero Abram y que fue el sucesor del Papa San Inocencio I. Nada se sabe sobre sus actividades anteriores ni sobre su vida personal, pero su pontificado, que duró algo menos de dos años, resultó muy notable, sobre todo por la apelación que le formuló Celestio, el pelagiano, tras de haber sido condenado por los obispos de África. Zósimo se vio obligado a modificar su juicio original en aquella cuestión y, más adelante, tuvo dificultades en sus relaciones con los obispos africanos, debidas a una apelación a Roma, hecha en forma irregular por un sacerdote y a la asignación equivocada de un canon citado por el Papa para justificar al mencionado sacerdote, ante el Concilio de Nicea. Durante su última enfermedad, San Zósimo padeció de frecuentes ataques catalépticos en los que quedaba como muerto hasta el extremo de que, en diversas ocasiones, se pensó que ya había pasado a la otra vida, cuando aún era de este mundo. Murió definitivamente, el 26 de diciembre del año 418.

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