Jesús se encarnó y quiso ser como nosotros en todo menos en el pecado.
Como nosotros, siendo niño, dependió completamente sus padres.
María su madre no estaba sola. Tenía José, su esposo.
Meditemos sobre la virtud de San José, custodio de la Sagrada Familia.
Sin San José, Jesús hubiese muerto en el vientre de su madre. Pero San José reconoció a María como su mujer, aun sabiendo que aquel niño no era su hijo. El creyó que era del Espíritu Santo. ¿Cuantos hombres lo hubiesen hecho?
Sin San José, Jesús hubiese muerto, asesinado por Herodes junto a los otros niños de Belén. Cuantos pequeños corazones fueron traspasados aquel día. Cuantas madres desconsoladas. Pero Gracias a José. Jesús y María pudieron llegar al día del Calvario. ¿Cuantos hombres hubiesen sacrificado todo para llevar a la Madre y al niño a una tierra extranjera y vivir allí sin saber hasta cuando?
¿Como habrá sido aquella huida a Egipto?
-José protegiendo a María y al niño Jesús.
-Habrá pasado hambre, dándoles lo poco que encontrase para comer.
-Estaría agotado, cargando con lo poco que tenían sin saber por cierto a donde iban.
-Pasaría noches sin dormir, ya que acampaban al raso, en caminos muy peligrosos. El estaría al tanto, despertando al menor ruido...
-Sufriría humillaciones, tratando de buscar algún trabajo sin siquiera conocer el idioma...
La Sagrada Familia sufrió como toda familia de inmigrantes, viviendo día a día sin saber el próximo paso de la providencia.
¿Como habrá correspondido María?, con que agradecimiento y dulzura. María no se quejaba por las dificultades, mas bien las pasaba de alto. Su forma de ser, llena del Espíritu Santo le daría a José la fuerza para seguir adelante. Sí José cobraba fuerza al contemplar a María con el niño. Todo trabajo y sufrimiento tenía entonces sentido para el.
José y María confiaron en Dios sin poder entender las difíciles circunstancias en que debían vivir. CONFIAZA PLENA EN DIOS les llevó a vivirlo todo con amor.