2012-12-29 Radio Vaticana
(RV).- A la hora del ángelus del IV Domingo de Adviento, el Papa invitó a imitar a María, visitando a cuantos viven en dificultad, en particular a los enfermos, a los encarcelados, a los ancianos y a los niños: porque donde hay acogida recíproca y escucha, dijo, cuando se da espacio a los demás, allí está Dios y la alegría que viene de Él.
“¿Tiene Dios realmente un lugar en nuestro pensamiento?”, se preguntó Benedicto XVI en su homilía de la Misa de Nochebuena que celebró en la Basílica de San Pedro. El Papa dijo que la metodología de nuestro pensar “está planteada de tal manera que, en el fondo, él no debe existir”. Y añadió que aunque parece llamar a la puerta de nuestro pensamiento, “debe ser rechazado con algún razonamiento”. Porque para que sea considerado serio, “el pensamiento debe estar configurado de manera que la ‘hipótesis Dios’ sea superflua”. “No hay sitio para él. Tampoco hay lugar para él en nuestros sentimientos y deseos.
En la Solemnidad de la Navidad del Señor, desde la Logia Central de la Basílica Vaticana Su Santidad dirigió el tradicional Mensaje navideño a los fieles presentes en la Plaza de San Pedro y a cuantos lo escucharon a través de la radio y la televisión, tras lo cual impartió la Bendición Apostólica “Urbi et Orbi”. Tras su Mensaje, el Santo Padre expresó su felicitación por la Navidad, en este Año de la fe, con las palabras tomadas del Salmo 85: «La verdad brota de la tierra».
La Verdad a la que no le basta el cielo –dijo el Papa– ha brotado de la tierra para ser colocada en un pesebre. Y se preguntó ¿en bien de quién vino con tanta humildad tan gran excelsitud? Ciertamente –respondió–, no vino para bien suyo, sino nuestro, a condición de que creamos».
En el corazón del Papa Siria, Tierra Santa, Mali, Nigeria, República Democrática del Congo, Egipto y Kenia, sin olvidarse de la República Popular China y de nuestro continente.
A la hora del ángelus del pasado 26 de diciembre, Benedicto XVI, tras invitar a rezarle a la Virgen María para que la Iglesia en este Año de la fe, vea multiplicarse el número de hombres y mujeres, que como san Esteban, sepan dar un testimonio convencido y valiente del Señor Jesús, puso de relieve que la fiesta de este santo protomártir prolonga el fervor de la Navidad y se convierte en una invitación a pedir al Niño Dios que renueve nuestra fe y la haga más activa por la caridad.
Producción de María Fernanda Bernasconi. (hispano@vatiradio.va)