Herrando a los niños

Me gustan las viñetas porque son intuitivas, humorísticas unas, sarcásticas otras, pero las mal intencionadas las aborrezco porque confunden a los que carecen de juicio crítico. En las redes está circulando la imagen de una sala de partos donde el neonato está en vilo, de cabeza, con todo y cordón umbilical. Uno de los tres médicos, bien cubierto con bata y cubre bocas, sostiene un hierro incandescente con el símbolo del pez, listo para marcar al crío como se graba al ganado. Sobre la repisa aparecen otros hierros: la estrella, la cruz griega, la media luna, el yin-yang... De un sopapo se acusa a todas las religiones de fundamentalismo y el autor invoca el derecho a la autodeterminación, se alinea con la dictadura de una tolerancia religiosa que en definitiva es relativismo. Yo pregunto, si esto es verdad, ¿por qué no sigue el mismo criterio para la aplicación de las vacunas, el tipo de ropa o comida que le procura o por qué no lo manda a la escuela a la edad de los 10 años, cuando el niño decida libremente si aprende o no, a leer y escribir? Realmente, ¿la religiosidad es mala o lo malo es el fundamentalismo religioso? Mal que nos pese, sí estamos marcados por Dios porque hemos sido creados a su imagen y semejanza.

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