Necesitamos espacios públicos de esparcimiento y encuentro

Escrito por Mons. José Luis Chávez Botello

Los espacios públicos de esparcimiento y de encuentro son necesarios para el desarrollo humano de las personas, para la convivencia y la paz en las comunidades, colonias y barrios. Estos lugares tienen una función social importante porque propician las relaciones humanas que son fundamentales para toda persona y comunidad.

Los espacios públicos propician descanso, relaciones de confianza, amistad, diversión y esparcimiento sano, práctica de ejercicio físico y deporte, intercambio y mutuo apoyo de servicios y de trabajo. Para cuántas personas en esos espacios germinó su noviazgo y lo alimentaron hasta llegar al matrimonio, otras allí cultivaron amistades sólidas; muchas esperan el fin de semana para rehacerse allí del trabajo o descansar con sus hijos porque en su casa no cuentan con espacios ni recursos para descansar o para encontrarse con amistades en otro lugar. Es la función social de las plazas, parques, museos, campos y unidades deportivas entre otros.

Estos espacios están llamados a fomentar diversión y esparcimiento sano, más si en los juegos se cultivan valores; lugares que fomenten y acerquen la cultura al pueblo mediante la música, teatro, lectura, exposiciones de arte, cine, esparcimiento con juegos para niños y payasitos, visitas guiadas para conocer la historia e importancia de edificios y barrios de la ciudad o comunidad. Cómo ayudaría una ludoteca en algún parque del centro de Oaxaca, juegos de mesa u otras formas de pasatiempo para adultos mayores, aparatos sencillos para ejercicio físico, promover el ejercicio y el deporte a través de torneos cortos, carreras o paseos en bicicleta para todas las edades; llevar allí periódicamente talleres útiles y prácticos de prevención de enfermedades, ecología, cocina, huertos familiares. Los niños aprenden especialmente viendo que otros allí se divierten, se cultivan amistades, se fortalece la unidad de la familia y se cuida la salud.

El deporte y pasatiempo de conjunto, las bandas de música y los grupos de teatro entre otros son además verdadera escuela donde niños y jóvenes aprenden a descubrir y medir sus capacidades y limitaciones, a reconocer las cualidades diferentes de los demás pero viven en la práctica que son necesarias porque son complementarias; se aprende a competir y a divertirse con reglas claras, a ganar y a perder. Así se experimenta la importancia del trabajo en equipo donde cada uno está llamado a poner su mejor esfuerzo, experimentan que solo ejercitándose y entrenando pueden mantener su nivel y superarse. Todo un aprendizaje para la vida que por desgracia muchos no reciben.

Cuántos niños, adolescentes y jóvenes evitarían caer en alguna adicción o en la irresponsabilidad de malgastar los fines de semana sin provecho, cuántos padres y madres de familia estarían agradecidos y reencontrarían la paz y hasta la integración de su familia. Muchas personas aprenderían que los espacios públicos son para bien de todos, especialmente para las familias, que deteriorar o invadir un parque no es contra el gobierno sino ante todo es una ofensa y daño a la sociedad; algunas personas comenzarían a mirar estos espacios como propios, se sentirían impulsados a cuidarlos y a embellecerlos por el servicio tan importante que ellos mismos experimentan.

Cuánto avanzaríamos si un sector, barrio o grupo de colonos o de jóvenes apadrinara un parque o espacio público para cuidarlo, promover su función y embellecerlo; cómo nos beneficiaremos si empresarios, fundaciones, asociaciones adoptaran un parque con esta finalidad apoyando su dignificación y llevando allí la cultura y espectáculos con valores. Urge un proyecto integral y una campaña; la aportación y sugerencias con esta finalidad de universidades, colegios de arquitectos e ingenieros, de artistas, de maestros, sociólogos, medios de comunicación y padres de familia serían determinantes.

Al gobierno toca garantizar el mantenimiento, seguridad y apoyar lo que realmente ayude al esparcimiento sano y convivencia pacífica de los ciudadanos. Una manera de promover y de fortalecer la participación, corresponsabilidad y sentido de pertenencia en los ciudadanos, de limpiar y embellecer estos espacios de "nuestra casa" para que lleguen a ser escuela de civilidad y de valores fundamentales para la salud y bienestar de nuestra sociedad.

Con mi saludo y bendición para todos.

+ José Luís Chávez Botello
Arzobispo de Antequera Oaxaca
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Nacional