2013-01-23 L’Osservatore Romano
Igual que los primeros discípulos fueron enviados a recorrer los caminos tortuosos de un mundo desconocido, alejado de Dios, dominado por la idolatría y por una lógica hostil, así hoy nuevos apóstoles son enviados a los caminos del mundo digital. Un mundo en gran parte por descubrir, que conoce a Dios pero tiende a renegar de él, o al menos a mantenerlo apartado de su horizonte, replegado sobre sí mismo y con la marcada tendencia a un “prometeísmo tecnológico”. Cita las palabras del Papa a la plenaria de Cor Unum el arzobispo Claudio Maria Celli para explicar —en una entrevista concedida a nuestro periódico en vísperas de la presentación del mensaje de Benedicto XVI para la Jornada mundial de las comunicaciones sociales— la elección pontificia de entrar decididamente en la dimensión de la red —tal vez con demasiado apresuramiento etiquetada como virtual— para hacerla más humana y aprovechar la oportunidad para transformarla “en el ágora del tercer milenio donde hacer resonar la Palabra del Evangelio”.