2013-02-06 Radio Vaticana
(RV).- Como todos los miércoles también este 6 de febrero Benedicto XVI celebró, en el Aula Pablo VI del Vaticano, su tradicional audiencia semanal, en la que participaron varios miles de fieles y peregrinos de numerosos países. En su catequesis, siguiendo sus meditaciones sobre el Credo, el Papa se refirió a Dios como Creador del cielo y de la tierra, como Creador del ser humano.
En su catequesis central en italiano el Papa se preguntó si tiene sentido, en la época de la ciencia y de la técnica, hablar aún de creación, y cómo debemos comprender las narraciones del libro del Génesis. Y explicó que la Biblia no pretende ser un manual de ciencias naturales; sino que, en cambio, pretende hacer comprender “la verdad auténtica y profunda de las cosas”. Porque la verdad fundamental que los relatos del Génesis nos revelan es que el mundo “no es un conjunto de fuerzas contrastantes entre sí, sino que tiene su origen y su estabilidad en el Logos, en la Razón eterna de Dios, que sigue sustentando el universo”. “Hay un designio sobre el mundo – dijo Benedicto XVI– que nace de esta Razón, del Espíritu Creador”. Y creer que en la base de todo está esto, “ilumina todo aspecto de la existencia y da el valor de afrontar, con confianza y con esperanza, la aventura de la vida”.
A modo de introducción, se leyó en las diversas lenguas un pasaje bíblico tomado del libro del Génesis (1, 1-2.27.31ª):
Al resumir estos conceptos para los peregrinos de lengua española el Papa dijo:
Queridos hermanos y hermanas:
El Credo llama a Dios «Padre todopoderoso», y añade que es «Creador del cielo y de la tierra», como se dice al inicio de la Escritura: «Al principio creó Dios el cielo y la tierra». Dios es Padre en cuanto origen de la vida y, al crear, muestra su omnipotencia. Dios pone orden, armonía y belleza en todas las cosas, y no deja de su mano a sus criaturas. Así, el mundo creado muestra vestigios de la acción divina, bondadosa y cercana, que permiten vislumbrar la profunda verdad de la creación y el amor de que está impregnada, más allá de un examen meramente fáctico. Por la revelación, el creyente puede leer en el gran libro de la naturaleza quién es Dios como Creador y Padre. La cumbre de la creación es el hombre y la mujer, el ser humano: un ser pequeño respecto a la inmensidad del universo, pero el único que ha sido hecho «a imagen de Dios», capaz de entender la sabiduría de su obra, reconociendo y alabando a través de ella al Creador. Por eso goza de la especial protección de Dios, que fundamenta la inviolabilidad de la dignidad humana, frente a la tentación de ver en las personas simples objetos inanimados para la propia utilidad.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular al grupo y a la Delegación de la Guardia Civil, con el Arzobispo castrense, el Señor Ministro del Interior y el Director General de ese Cuerpo, que ruega a la Virgen del Pilar la fuerza espiritual necesaria para su importante servicio a la sociedad española. Y saludo igualmente a los peregrinos venidos de España, Chile, México y otros países latinoamericanos. Que la fe en Dios, Padre y Creador, sea para todos fuente de serenidad y esperanza.
Muchas gracias.
Al saludar, en sus respectivos idiomas, a los diversos grupos de fieles, como es costumbre, el Obispo de Roma afirmó que reza por todas las personas de lengua árabe, a quienes deseó que Dios los bendiga.
Al dar su bienvenida a los fieles polacos Su Santidad les recordó que “vivir de la fe quiere decir reconocer la grandeza de Dios Creador y, aceptando nuestra pequeñez, dejar que el Señor la colme con su amor”. Porque “la luz de la fe desenmascara todo mal y nos da la certeza de poder ser liberados”. Por lo que deseó que esta certeza “sea para nosotros fuente de esperanza y de alegría”.
Al saludar cordialmente a la comunidad del Seminario arquidiocesano eslovaco de San Carlos Borromeo de Košice, guiada por el Arzobispo emérito S.E. Mons. Alojz Tkáč, el Papa deseó a estos queridos seminaristas que su peregrinación a las tumbas de los Santos Apóstoles, en el Año de la fe, refuerce su fidelidad a Cristo y la generosa respuesta a su llamada, a la vez que los bendijo junto a sus seres queridos.
Benedicto XVI, hablando en ruso, manifestó su alegría al saludar a una delegación de Kazakhstan, encabezada por el Sr. Kairat Mami, Presidente del Senado de la República. Y les deseó que Dios Omnipotente bendiga su país y su empeño en favor del diálogo entre las religiones y por el bien común.
El Papa dio su cordial bienvenida a los peregrinos búlgaros, en particular a los miembros del Club Atlántico de Bulgaria, a quienes manifestó su deseo de que la visita a la Ciudad Eterna acreciente su confianza en Dios y que la intercesión celestial del Beato Juan Pablo II sostenga sus propósitos de bien.
Hablando en italiano el Santo Padre manifestó su alegría al acoger a los Obispos que participan en el congreso «Cristianos y Pastores para la Iglesia de mañana»,
organizado por la Comunidad de San Egidio, en coincidencia con el aniversario de su fundación. A estos queridos hermanos en el episcopado y a todos los miembros de esta Comunidad el Papa les deseó que reaviven su fe en el Señor y que testimonien, con renovado entusiasmo, la caridad evangélica, en especial hacia los débiles y los pobres.
También dirigió un caluroso saludo a los Frailes Menores Conventuales, que celebran su 200° Capítulo General. A estos queridos hermanos el Obispo de Roma los exhortó a testimoniar a los hombres de hoy “la belleza de seguir el Evangelio en la sencillez y en la fraternidad”.
Por otra parte, Su Santidad dio su cordial bienvenida a los participantes en el Curso de formación humana para el sacerdocio y la vida consagrada, acompañados por el Cardenal Elio Sgreccia; así como al Grupo del Estudio Teológico Interdiocesano de Camaiore, con el Arzobispo de Pisa, Mons. Benotto, y a la Pía Obra “Cruz Verde” de Padua, en el centenario de sus actividades.
Por último, el Santo Padre dirigió un pensamiento afectuoso a los jóvenes, enfermos y recién casados que participaron en esta audiencia general. En esta ocasión, el Pontífice les deseó que la memoria litúrgica de San Pablo Miki y de sus compañeros mártires japoneses, impulse a los queridos jóvenes, especialmente a los estudiantes del Instituto Franciscano “Fay de Bruno” de Turín, en el 150° aniversario de su fundación, y a los de las Escuelas “Regnum Christi” de Roma, a gastar sus energías por la causa del Evangelio; ayude a los queridos enfermos a aceptar la cruz en unión espiritual con el corazón de Cristo; y anime a los queridos recién casados a tener siempre confianza en la Providencia, incluso en los momentos difíciles de su vida conyugal.
(María Fernanda Bernasconi – RV).