Llamado a subir al monte

2013-02-26 L’Osservatore Romano
“En este momento de mi vida, el Señor me llama a 'subir al monte' a dedicarme más aún a la oración y a la meditación. Pero esto no significa abandonar la Iglesia; es más, si Dios me pide precisamente esto es para que pueda continuar sirviéndola con la misma entrega y el mismo amor con que he buscado hacerlo hasta ahora, pero de un modo más adecuado a mi edad y a mis fuerzas”. Benedicto XVI partió del Evangelio de la Transfiguración para explicar una vez más —ante una multitud desbordante en la plaza de San Pedro— las razones de su renuncia: “El Señor me llama”. A la cita del último Ángelus del pontificado, el domingo 24 de febrero, acudieron muchísimos fieles e hicieron sentir su calor con largos y repetidos aplausos. Dándoles varias veces las gracias por la manifestación de afecto, el Pontífice subrayó con sus palabras el primado de la oración en la vida cristiana. Sin ella —recordó— “todo el empeño del apostolado de la caridad se reduce a activismo”.

Por lo demás, “la oración —quiso especificar— no es aislarse del mundo y de sus contradicciones”, como habría querido hacer Pedro en el Tabor. Al contrario, la oración “reconduce al camino, a la acción”. Y representa —confirmó, citando el mensaje para la Cuaresma de este año— “un continuo subir al monte del encuentro con Dios, para después descender llevando el amor y la fuerza que derivan de ahí a fin de servir a nuestros hermanos y hermanas con el mismo amor de Dios”.